Sobre Sofia the First en pocas palabras:

“Sofía la Primera” es una serie de televisión animada que narra las aventuras de Sofía, una niña que se convierte inesperadamente en realeza cuando su madre se casa con el Rey Roland II. El programa explora las experiencias de Sofía mientras aprende las responsabilidades de ser una princesa, desde asistir a la Academia Real de Preparación hasta dominar los poderes mágicos del Amuleto de Ávalor. A lo largo de su viaje, Sofía se encuentra con diversas criaturas mágicas, hace nuevos amigos y aprende importantes lecciones de vida.

Conoce a los personajes de Sofia the First

Princess Sofia

Sofía es ese tipo de princesa que no se queda quieta: amable, curiosa y siempre con la Amuleto de la Aventura (sí, lo llamo así en mi cabeza). Le encanta hacer amigos —humildes, mágicos, peluditos— y luego se mete en un lío intentando ayudar (y luego se ríe y come galletas, porque, claro). A veces parece muy sensata y adulta, y al minuto siguiente está escondiéndose tras una cortina porque oyó un “¡buu!” (muy valiente, pero también un poco dramática). Tiene una colección de sombreros que no para de añadir (aunque jura que solo tiene dos favoritos), y su corazón gigante es básicamente lo que mueve la serie.

King Roland II

Roland II es el rey que intenta ser serio pero siempre termina haciendo algo ridículamente adorable —oda a los bigotes y las órdenes grandilocuentes. Es protector, orgulloso de su reino y de su familia, pero también tiene ese lado torpe que te hace perdonarlo todo al instante; ¡y le encantan las fiestas reales con confeti, aunque lo niegue! A veces quiere ser el ejemplo perfecto de monarquía, y otras veces se le ve bailando en el salón como si no hubiera mañana (no sé cómo lo compagina). Tiene (o tuvo) una pasión secreta por coleccionar… cosas curiosas, como tazas con escudos, o tal vez solo me lo invento porque lo imagino así.

Clover

Clover es la liebre valet más adorable y parlanchina del reino, se preocupa por todo y por todos y eso lo hace tan entrañable que duele. Es miedoso, exagerado y gloriosamente dramático —pero ojo, cuando hay que actuar, sorprende con valentía y corazón de oro (aunque lo cuente con mil advertencias). Le encanta cotillear un poquito (no mucho, bueno, sí) y también comer, especialmente pastelitos —créeme, hay un episodio mental en el que vive por las magdalenas. Tiene la manía de retorcerse las orejas cuando está nervioso y jura que nunca ha robado una zanahoria… aunque yo tengo mis dudas.

Crackle

Crackle es ese dragoncito que parece una chispa animada: travieso, fiel y con un aliento que te deja olor a barbacoa suave (en el buen sentido). Ama jugar, venir a dormir en la almohada (¡pequeño, por favor no ronques!) y hacer bromas que son medio peligrosas pero siempre con cariño; es la clase de amigo que te rescata de un problema con fuego… y luego pide perdón con una flor. A veces es feroz y otras se asusta del mismo sonido que hizo, así que sí, contradicciones incluidas y eso lo hace perfecto. Tiene un gusto inexplicable por las galletas de jengibre y por esconderse en cajas, no me preguntes por qué, es un dragon misterioso.