Sobre The Elusive Samurai en pocas palabras:

“El Samurai Elusivo” es un anime ambientado durante la era Kamakura de Japón, que sigue la historia de un joven príncipe, Hojo Tokiyuki, quien debe navegar en un mundo de traiciones políticas y guerra para recuperar su trono. Conocido por su talento único para evadir enemigos, el viaje de Tokiyuki está lleno de intriga, habilidades ocultas y estrategia magistral, lo que lo convierte en una aventura cautivadora y llena de acción.

Conoce a los personajes de El Samurai Elusivo

Tokiyuki Houjou

Tokiyuki tiene esa calma de samurái que te hipnotiza pero, ojo, no es un santo: guarda cicatrices y secretos que salen a veces en risas raras a medianoche. Meticuloso hasta el punto de organizar sus espadas por aroma (sí, suena loco, pero lo hace), y sin embargo deja la taza de té por todas partes como si fuera despistado. Es el tipo que nunca pierde la compostura… salvo cuando canta canciones infantiles bajo la lluvia, lo juro, es una debilidad. Protector, tajante y con una moral confusa que lo hace más humano de lo que quiere admitir.

Suwa Yorishige

Suwa es el amigo leal que te daría la capa y luego discutiría contigo sobre colores por media hora; noble en el sentido clásico pero con un sentido del humor terrible y contagioso. Viene del campo, conoce cada sendero y tiene costumbre de hablar con gatos, lo que lo hace entrañable y un poco raro, supongo. A veces se pone cabezota hasta lo absurdo, se enfada por tonterías y luego te regala un botón de su colección como gesto de paz (sí, colecciona botones, lo leí en alguna parte). Es valiente en momentos inesperados y sorprendentemente patoso cuando intenta ser elegante.

Fubuki

Fubuki es como un ventisca elegante: fría al principio, pero si te acercas lo justo te descubre una ternura que nadie esperaba (y además tiene una fijación con los dulces, qué contradicción). Profesional y letal en combate, pero cuida una planta que se niega a morir y le habla en voz baja, no preguntes por qué. Le encanta la soledad pero a veces compra peluches y los deja encima de su almohada, lo que no pega con su imagen, pero ahí están. Es directa, precisa y tiene esa mirada que te avisa “no te metas conmigo”, aun cuando tararea canciones antiguas.

Genba Kazama

Genba podría venderte cualquier cosa y luego protegerte con la misma mano; es un mercenario con un código raro, tipo “no mates a gatos” y reglas propias que nadie entiende del todo. Gruñón, sarcástico y con un talento increíble para improvisar (y tocar el shamisen mientras fuma, sí, lo he imaginado), da la impresión de whiskey en botella. Le importan los niños y los mendigos más de lo que admitiría, aunque jure que no tiene “corazón de tierno”. Es práctico, directo y a veces sorprendentemente filosófico después de una taza de sake.

Ayako Mochizuki

Ayako es la estratega elegante a la que le da por hornear galletas cuando está estresada —mira, hay algo en eso que la hace dulce y peligrosona a la vez—. Tiene una mente afilada como katana y una sonrisa que puede convencer a cualquiera, pero guarda resentimientos como otros guardan notas adhesivas. Ama los atardeceres y llora callada cuando el cielo se pone rosa, luego regresa a su traje impecable como si nada hubiera pasado. Es fría en las negociaciones, cálida con los suyos, y sí, a veces usa calcetines desparejados adrede (o por accidente, depende del día).

Nezu Kojirou

Nezu es ese genio excéntrico que arma artilugios raros en un cuarto lleno de tornillos y latas vacías; olvidadizo, observador y con una sonrisa de “yo sabía esto” que aparece cuando menos te lo esperas. Habla en mil referencias extrañas, come pepinillos picantes cuando está nervioso y a la vez es tremendamente detallista con los mapas, que dibuja en servilletas. Se le pierde la espada una vez cada luna y después la encuentra en el sitio más obvio (o en la cabeza de su gato, lo juro). Es impredecible, brillante y con un sentido del humor que puede salvar o hundir una misión, según el día.

Shizuku

Shizuku es la calma hecha persona, minimalista, moviéndose como si el mundo desacelerara a su paso, pero sorpresa: tiene un grupo de seguidores secretos que coleccionan sus notas dobladas. Habla poco, observa todo, y sus acciones pesan más que mil discursos; eso sí, a veces trae poemas larguísimos y nadie entiende cómo se le ocurren. Ágil, silenciosa y letal cuando toca el tema, y sin embargo colecciona origamis de colores que guarda en una caja con un sello de galleta (no preguntes, lo vi en un fanart). Es misteriosa, adorable en momentos raros y terriblemente efectiva cuando se decide.