Sobre DARLING in the FRANXX en pocas palabras:

DARLING in the FRANXX es un anime de ciencia ficción que tiene lugar en un futuro distópico en el que la humanidad lucha contra monstruos gigantes llamados Klaxosaurios. Los jóvenes pilotos, también conocidos como parásitos, operan robots gigantes llamados FRANXX para combatir a los Klaxosaurios. La historia sigue a Hiro, un parásito que perdió su capacidad de pilotar, y a Zero Two, una misteriosa chica con cuernos que es la única piloto capaz de controlar el FRANXX más poderoso. Juntos, Hiro y Zero Two luchan por descubrir la verdad detrás de los Klaxosaurios y su propia existencia.

Conoce a los personajes de DARLING in the FRANXX

Hiro

Hiro es ese protagonista que te gana despacio, con una mezcla de timidez y una chispa rara que lo hace irresistible. Se siente perdido a ratos, pero cuando conecta con alguien (sí, ya sabes a quién) parece despertar de verdad; es soñador y terco, y por eso mismo te cae bien. Tiene un aire de líder tímido aunque a veces se queda en blanco y actúa como si no supiera nada de la vida adulta (pero curiosamente colecciona piezas rotas, no preguntes). Ah, y tiene esa sonrisa triste que no sabes si consuela o rompe las cosas más; a veces come con manos torpes y otras hace planes militares, típica contradicción adorable.

Ichigo

Ichigo es la jefa no oficial del grupo: responsable, seria y con esa cara de “ya basta” que te dice todo sin necesidad de palabras. Es súper protectora con los demás y, spoiler-like o no, sus celos y su ternura hacen que su corazón pelee tanto como su cabeza (anda, le gustan los plátanos y odia admitir que se equivoca). A veces parece una roca, pero en momentos suelta cosas sinceras que te sorprenden —y sí, se le nota el cansancio—; es la que organiza, regaña y en el fondo cuida con un exceso adorable. Tiene un humor seco (y secretamente rancio) y colecciona papeles con anotaciones, aunque a veces los pierde en el sofá, típico.

Miku

Miku es pura energía contagiosa: ruidosa, directa y con una risa que te arrastra; vive para el momento y para las bromas, pero ojo, no es superficial. Le encanta aparentar y a la vez tiene una lealtad feroz a sus amigos, se pelea por ellos como si fuese por su honor (y suele llevar un accesorio raro en el pelo, siempre cambia). Llora en películas tristes aunque niegue que le afecten los enchufes emocionales, y se enoja por cosas pequeñas pero después trae pastel, muy Miku. A veces parece la clásica chica fiestera, otras la confidente inesperada; contradicciones que la hacen deliciosa.

Kokoro

Kokoro tiene un aire dulce y maternal, como si siempre oliera a flores aunque camine por sitios llenos de polvo; calma y nostalgia en un paquete pequeño. Es cariñosa, reflexiva y sospechosa de niño que guarda secretos grandes; habla con calma y su voz te calma (literalmente, te calma). Le encantan las cosas sencillas: botones, canciones antiguas, y de vez en cuando suelta una frase que te parte en dos y te hace querer protegerla. A veces duda, otras se lanza —un equilibrio bonito— y tiene una sonrisa que parece prometer esperanza, incluso si ella no está segura de la suya.

Ikuno

Ikuno es el tipo de personaje que te sorprende en silencio: introvertida, cerebral, con una mirada que guarda mapas complejos. Le gustan los libros viejos y las series raras, y es capaz de cambiar toda la dinámica del grupo con una frase sutil; no habla mucho pero cuando habla clava el punto. Tiene sentimientos que a veces se esconden detrás de gafas y silencio, y por eso duele verla luchar con su propio corazón (lo admite a medias, como quien olvida su contraseña). Es melancólica pero determinada, y tiene una manía curiosa de marcar canciones en su cuaderno; a la vez parece rígida y floppy en las cosas pequeñas, como si tuviera dos manuales de instrucciones.

Zero Two

Zero Two es puro icono: salvaje, magnética, con esos cuernos que no pasan desapercibidos y una sonrisa que te apunta directo al pecho. Es impredecible, feroz en combate y terriblemente juguetona en la vida diaria; te hace reír, te asusta y te enamora en la misma conversación. Detrás de la dureza hay ternura rota que sale a ímpetus, y en momentos es dulce como si guardara peluches en el armario (sí, en serio, imagínala con un osito). Contradictoria hasta lo hermoso: desprecia órdenes pero tiene rutinas, besa sin avisar pero luego se queda callada; un caos estilizado que no puedes dejar de mirar.

Zorome

Zorome es el grito del grupo: ruidoso, orgulloso y con una confianza algo exagerada que te saca sonrisas y a veces ojos en blanco. Le encanta presumir y ser el más “adulto”, pero luego se emociona como un niño con stickers y cosas simples; es terco en sus ideas y súper leal. Tiene un patriotismo extraño por lo humano y se enfada rápido, pero también es el primero en defender a sus amigos con rabia y ternura al mismo tiempo. Ruidoso pero con corazón, fanático de la acción y de hacer cosas a lo grande (y curiosamente sentimental con canciones cursis).

Mitsuru

Mitsuru es el chico serio y elegante que parece siempre en modo contemplación; reservado, calculador y con una mirada que te hace pensar que guarda una montaña de planes. Es orgulloso, no habla demasiado, pero cuando lo hace pesa (en el buen sentido) y suele acertar; le gusta mantener la compostura aunque el corazón le juegue malas pasadas. Tiene un lado dulce y torpe que aparece en momentos ridículos (como cuando intenta cocinar y lo arruina todo), así que no todo es pose—hay humanidad ahí. A veces parece frío, otras se le nota la emoción en pequeños gestos, y eso lo hace misterioso y muy, muy humano.

Futoshi

Futoshi es el abrazo ambulante del grupo: enorme, de buen corazón, siempre hambriento y con una risa que llena la habitación. Es el tipo que te pregunta si comiste y te trae comida aunque no quieras (y guarda snacks en lugares inexplicables), protector hasta el exceso y con una ternura genuina que te derrite. A veces es torpe y dramático, pero su lealtad es inquebrantable; además tiene una sorprendente sensibilidad musical (sí, canta raro pero lo intenta). Contradictorio en pequeños detalles —se enoja por tonterías pero perdona rápido—, pero siempre amable, como un oso que prefiere abrazos a peleas.