Sobre Psycho-Pass en pocas palabras:

Psycho-Pass es una serie de anime que se desarrolla en un futuro distópico en el que la tecnología ha avanzado hasta el punto de que el gobierno puede medir y controlar el nivel de criminalidad de cada persona. La serie sigue a un equipo de agentes encargados de mantener la paz y la justicia en la sociedad, utilizando una herramienta llamada Psycho-Pass para evaluar la salud mental de los ciudadanos. La trama se centra en la lucha de la protagonista, Akane Tsunemori, por mantener su integridad y su humanidad mientras investiga crímenes cada vez más complejos y peligrosos. La serie explora temas como la justicia, la moralidad y la libertad individual en un mundo cada vez más controlado por la tecnología.

Conoce a los personajes de Psycho-Pass

Akane Tsunemori

Akane es como ese personaje que empieza tímido y luego te arruina la tranquilidad porque se vuelve una roca moral imparable; literalmente la brújula del equipo. Tiene una mezcla rara de ingenuidad y determinación que te hace querer darle un abrazo y también confiarle la ciudad. Se pone seria en el momento justo, pero también se queda despierta comiendo fideos instantáneos a las tres de la mañana pensando en la justicia —sí, ¿quién lo diría?—, y a veces llora en silencio, otras veces corta conversaciones con una frase cortante que te deja pensando.

Shion Karanomori

Shion es el genio informático del lugar con tacones altos y un armario impecable, o al menos así se presenta; glamour + cables, qué combinación. Es brillante, sarcástica y peligrosa en su indiferencia, pero tiene un corazón blandito que sale a flote en momentos raros (sí, lo admito, la adoro por eso). Su escritorio parece un huracán y a la vez su pelo siempre está perfecto; no preguntes cómo. Y sí, come dulces como si no hubiera mañana —o eso parece—, mientras te da el dato que resuelve el caso.

Yayoi Kunizuka

Yayoi es la calma personificada, una enforce que parece no inmutarse por nada, pero ojo, eso no significa que sea fría; tiene capas. Movimientos medidos, mirada que no perdona tonterías y una voz que susurra problemas que luego resuelve a golpes (metafóricamente, y a veces literal). Le gusta la música —o eso creo, la he visto tararear— y a la vez colecciona figuritas ridículas en su tiempo libre, contradicción adorable. Es seria en el trabajo y sorprendentemente sarcástica cuando menos te lo esperas, lo cual siempre es un plus.

Nobuchika Ginoza

Ginoza es el inspector clásico: reglas, orden, una puntualidad que asusta y un leve resentimiento escondido que le da sabor al personaje. Tiene ese humor seco que te hace reír un segundo después; no es obvio, hay que pillarlo. Se muestra duro porque sabe que las reglas sostienen todo, aunque a veces se le escapa una debilidad humana (y sí, a veces cocina, ¿quién lo diría?). Se nota que carga con responsabilidad encima, pero también hay pequeños destellos de ternura que salen cuando nadie mira.

Shougo Makishima

Makishima es el villano que te enamora y te hiela al mismo tiempo: carisma puro, amante de la literatura y del caos con una sonrisa que te remuerde la conciencia. Habla de libertad, lee poemas y luego hace cosas absolutamente perturbadoras; es culto pero letal, una mezcla fascinante. Parece refinado, tal vez hasta delicado, y sin embargo es totalmente inmune a la moral convencional —y eso da miedo y maravilla a la vez. Tiene una especie de amor por lo bello (música clásica, textos antiguos) que contrasta con su capacidad para destruir vidas; contradicciones en esteroides.

Shinya Kougami

Kougami es violencia contenida, un detective que parece vivir con un resorte preparado para saltar: mirada feroz, droga de la justicia en vena y una obsesión que define su camino. Es increíblemente eficaz, intuitivo y a veces brutal en su método, pero también tiene códigos personales; no es un bruto sin sentido. Se ve duro y huraño, pero hay momentos—pequeños, robados—en que muestra una sensibilidad sorprendente, como si guardara un cuaderno con cosas raras. Y sí, fuma, come ramen y tiene una expresión que te hace pensar que le acompañarías a cualquier problema (aunque quizá saldrías arañado).