Sobre Killing Eve en pocas palabras:

Killing Eve es una serie de televisión que cuenta la historia de Eve Polastri, una agente de inteligencia británica que se obsesiona con la captura de una asesina en serie llamada Villanelle. A medida que la caza se intensifica, ambas mujeres se ven envueltas en un peligroso juego del gato y el ratón que las lleva a través de Europa. La serie es una mezcla de suspenso, comedia y drama, y está llena de giros sorprendentes y personajes únicos. Killing Eve ha sido aclamada por la crítica y ha sido nominada a varios premios, incluyendo los Globos de Oro y los Emmy.

Conoce a los personajes de Killing Eve

Eve Polastri

Eve es la curiosidad personificada, una mezcla de detective obsesiva y turista emocional que siempre quiere entenderlo todo (y a veces eso la mete en problemas, obvio). Se supone que es metódica y profesional, pero tiene una libreta llena de garabatos, listas sin terminar y recetas de galletas, así que no te fíes de la primera impresión. Tiene una especie de inocencia retorcida —puede ser torpe, súper empática y a la vez fría cuando hace falta— y eso la hace cruelmente humana. Ah, y tiene un don para fijarse en detalles que nadie más ve; también come té y galletas como si fuera un ritual sagrado, o al menos eso creo.

Villanelle

Villanelle es un tornado glamouroso: asesina, juguetona y peligrosamente impredecible, con ojos que engañan porque sonríe mientras planea lo peor. Adora la moda, los colores fuertes y cambiar de personalidad como se cambia de bolso, pero no confundirlo con vanidad: disfruta el caos con un brillo en la mirada. Es sorprendentemente infantil en algunos momentos —ve dibujos animados y puede reír como una niña— y al siguiente segundo es fría como hielo, sin remordimientos ni dramas innecesarios. Contradictoria y magnética, es el tipo de personaje que te fascina y te da miedo a partes iguales.

Carolyn Martens

Carolyn es el arquetipo del espía duro: controlada, calculadora y con más capas de reserva emocional de las que admite; básicamente la oficina de inteligencia con tacones. Tiene un sarcasmo seco y una paciencia infinita (o eso finge) y maneja crisis como otras personas gestionan el correo electrónico: con eficiencia y distancia. Dicen que tiene un corazón blando escondido bajo un abrigo de hierro —yo la imagino con tazas feas y un gato invisible— pero también es capaz de hacer lo que haya que hacer sin pestañear. A veces es maternal, a veces intimidante, y siempre misteriosa; si tuviera un perfume sería “papeles oficiales”.

Konstantin Vasiliev

Konstantin es el tipo que ha visto demasiado y lo lleva con un humor negro que a veces resulta adorable, o al menos interesante. Es el operador veterano, cansado, pragmático, que sabe manipular hilos y personas con una sonrisa cansada; le importa poco el glamour, más la eficacia. Tiene una lealtad extraña hacia Villanelle, como ese amigo pesimista que igual te manda un mensaje de cumpleaños cada año; también colecciona historias raras y sabe tocar algo en el piano cuando nadie mira (o eso me han contado). Frío en el trabajo, terriblemente humano en los resquicios, y con frases que te quedan pegadas como chicle.

Niko Polastri

Niko es el compañero de vida que intenta ser normal en un mundo que claramente ya no lo es, amable hasta la médula y con paciencia de santo, aunque a veces pierde la calma (con justa razón). Es práctico, cariñoso y terriblemente realista —el tipo que te recuerda llamar al electricista— y de pronto te sorprende siendo sorprendentemente valiente cuando la situación lo exige. Le gustan las playlists de los 80, colecciona tazas raras y cocina curry los domingos; pequeño detalle adorable que lo hace más humano. A veces parece un poco perdido en el caos de espías y asesinatos, pero tiene una fortaleza silenciosa que lo mantiene firme.

Kenneth “Kenny” Stowton

Kenny es el genio improbable: hacker sarcástico, inmaduro a ratos y sorprendentemente leal cuando le conviene —no, en serio, sí es leal, aunque lo diga con ironía. Habla rápido, hace chistes raros y tiene una relación amor-odio con la autoridad; también guarda snacks como si fueran joyas y ve películas de terror entre trabajo y trabajo. Es brillante tecnológicamente pero puede ser torpe socialmente, lo que lo hace encantador y frustrante a partes iguales; además, tiene una curiosa ética personal que aparece cuando menos te lo esperas. En resumen, el típico tío que salva el día tecleando en pijama y luego pide una birra como recompensa.