¿Qué personaje de ‘Yashahime: Princesa Mitad Demonio’ eres?
Si eres un fanático del anime 'Inuyasha', seguramente te has emocionado con la llegada de 'Yashahime: Princesa Mitad Demonio'. Esta serie sigue la historia de las hijas de los personajes principales de Inuyasha, quienes tienen que enfrentar nuevos desafíos y peligros en un mundo lleno de demonios y magia. Si te preguntas qué personaje de 'Yashahime' se parece más a ti, ¡este quiz es para ti! Descubre si eres más como Towa, Setsuna o Moroha. ¡Comienza ahora mismo! Haz clic en el botón Comenzar para empezar a responder las preguntas y descubrir qué personaje eres.

Sobre Yashahime: Princess Half-Demon en pocas palabras:
Yashahime: Princess Half-Demon es una serie de anime que sigue a las hijas de los personajes principales de Inuyasha. Towa y Setsuna son gemelas mitad demonio, mientras que Moroha es una cazadora de demonios mitad demonio. Las tres chicas se unen para viajar en el tiempo y salvar a su familia y amigos de un misterioso enemigo. La serie está llena de acción, aventura y elementos sobrenaturales, y presenta personajes queridos de la serie original, así como nuevos personajes emocionantes.
Conoce a los personajes de Yashahime: Princesa Mitad Demonio
Towa Higurashi
Towa es como si alguien mezclara determinación a prueba de bombas con una ternura que te sorprende cuando menos te lo esperas; en serio, tiene esa mirada seria y luego hace algo ridículamente dulce (como esconderse detrás de su coleta, que a veces parece tener vida propia). Viaja entre tiempos, así que tiene ese aire de alguien que guarda secretos grandes —aunque también olvida llaves y cosas pequeñas, típico—. Muy protectora con su familia pero también curiosa hasta lo peligroso, la combinación perfecta de “no me metas en problemas” y “voy a investigar eso ahora”. Y ojo, puede ser súper práctica y luego ponerse a cantar una canción pegajosa sin motivo, ¿por qué? no sé, pero lo hace.
Setsuna
Setsuna es la calma con filo, pura disciplina y mirada afilada; parece de pocas palabras pero su presencia lo dice todo. Es letal como cazademonios y a la vez extrañamente dulce en momentos íntimos, como si tuviera un libro secreto de gestos tiernos que saca solo con gente muy concreta. Tiene amnesia emocional (clásico drama), lo que la hace un poco enigmática y adorablemente frustrante para quien la conoce. A veces actúa como robot, otras como hermana que te regaña y luego te presta su manta, sí, contradictoria y maravillosa.
Moroha
Moroha es puro fuego y risas —la típica mezcla de “rebelde independiente” y “¡me como todo lo que veo!”—, es divertida, brutalmente honesta y ama el dinero (lo admite, lo grita, lo persigue). Es hija de dos mundos y lo lleva con orgullo, cazando recompensas mientras suelta comentarios sarcásticos y come fideos instantáneos a las tres de la mañana. Le importa la familia aunque lo niegue con un empujón y un “no te pongas sentimental”, y a veces cocina cosas increíblemente buenas a pesar de jurar que odia las tareas domésticas. Tiene un ego grande pero también una vulnerabilidad que se muestra en pequeñas cosas, tipo mirar una foto y sonreír muy en silencio.
Hisui
Hisui tiene esa vibra de “sabio en miniatura” o al menos eso parece cuando está leyendo algo raro en medio de la aldea, siempre con un cuaderno y, sospechosamente, una bandeja de dulces cerca. Es tranquilo, observador, el tipo que nota los detalles que todos pasan por alto y luego te suelta una frase que te remueve; puede ser serio y luego hacer un chiste pésimo —y llorar de risa por lo mismo—. Le gustan las plantas (o eso dice), pero también colecciona objetos curiosos que nadie más entiende, y a veces desaparece en excursiones secretas que nadie le pidió. Ah, y no está claro si es más sabio que adorable o al revés; depende del día.
Gyokuto
Gyokuto es misterioso en plan “sabio de pueblo” pero con un toque excéntrico, como ese vecino que siempre tiene té y una historia increíble que nunca termina de contar del todo. Se mueve con calma, habla en metáforas y de pronto suelta algo práctico que resuelve todo el lío —muy útil, vaya—; también colecciona pequeñas figuritas (no preguntes cuántas). Tiene un sentido del humor seco y a veces te mira como si supiera algo que tú no, lo que da igual porque igual luego te regala un pastelito casero. Y sí, puede ser profundamente filosófico y a la vez hacer chistes malos sobre babosas, una mezcla extraña pero encantadora.
Kin’u
Kin’u es astuta, elegante y con un sentido del estilo que te hace pensar “ok, esa chaqueta es top”; por fuera parece control total, por dentro seguramente tiene un caos organizado (post-its imaginarios por todos lados). Es pragmática, sabe manejar situaciones difíciles y tiene una vena maternal inesperada que aparece cuando menos la esperas, tipo regañarte y luego curarte con una sonrisa. Adora los pequeños lujos (té con aroma raro, pañuelos bonitos) y a la vez sabe pelear sucio si hace falta —no te confíes—. A veces actúa fría pero en realidad guarda mil recuerdos cursis, y si le preguntas sobre su gato te suelta cinco anécdotas contradictorias en fila.
Hisui
Sí, otra vez Hisui porque claro que hay más de una faceta —esta versión parece la del taller, la manitas silenciosa que arregla cosas, o al menos eso juraría—. Tiene manos rápidas, ojos que observan patrones y una risa pequeña que suena como sorpresa cada vez que algo funciona después de intentar y fallar mil veces. Puede ser tímido pero cuando se apunta a algo, lo hace completo, y luego se olvida de su propio éxito como si nada, raro pero encantador. Y siempre deja migas de galleta en libros o mapas, no sé por qué, pero es una señal inequívoca de que estuvo ahí.
Takechiyo
Takechiyo es caos adorable en versión humano: chico travieso, un poco príncipe, mucho temperamento y una sonrisa que complica todo porque nadie lo detiene con facilidad. Es impulsivo, caprichoso (sí, pide cosas raras) y sorprendentemente inteligente cuando quiere, aunque a veces finge estupidez para salirse con la suya —habilidoso manipulador con encanto—. Tiene un gusto sorprendente por las cosas brillantes y un odio inexplicable por los vegetales, lo cual es un dato crucial en cualquier discusión familiar. A veces se comporta como un niño y de pronto suelta una frase tan madura que te deja pensando una hora; oscillates entre drama y sabiduría en segundos.
