Sobre Centaurworld en pocas palabras:

Centaurworld es una serie de televisión animada que sigue las aventuras de una yegua llamada Lucky, que se encuentra transportada a un mundo mágico poblado por criaturas mitad humanas y mitad animales. Lucky se une a un grupo de centauros mientras busca una manera de volver a casa, pero pronto descubre que su presencia en este mundo puede tener un propósito mayor. Con una animación vibrante y una banda sonora original, Centaurworld es una serie emocionante y divertida para toda la familia.

Conoce a los personajes de Centaurworld

Horse

¡Horse es un torbellino de bondad inesperada! Es heroica, maternal y raramente dice “no” a un amigo, aunque a veces parece que no tiene ni idea de lo que hace (y aún así funciona). Tiene un optimismo a prueba de bombas y, sorpresa, también guarda rabietas secretas como si fuera adolescente, lo cual es adorable/confuso. Ah, y colecciona cucharas brillantes porque “las cucharas cuentan historias”, o eso dice ella; no sé si es verdad pero suena cierto.

Wammawink

Wammawink es esa amiga diminuta que te da consejos como si fuera tu terapeuta personal y además te lanza confeti emocional cuando menos lo esperas. Siempre cantando o susurrando cosas muy sabias en momentos raros, mezcla mimos con órdenes firmes (sí, firme y achuchable al mismo tiempo). Tiene una paciencia infinita pero también puede ser ferozmente directa, lo que es divertido porque no pega con su voz de juguete. Creo que tiene un cuenco que suena como una campana y lo usa para cualquier situación, incluso para cocinar; o eso recuerdo mal, o no.

Zulius

Zulius es la definición de “dramático con corazón”, tipo príncipe pop que además practica reverencias en su tiempo libre. Es dulce, vanidoso y le encantan los gestos grandilocuentes, pero nunca por maldad, siempre para alegrar la escena (y funciona, de verdad). A veces parece un poco perdido en cómo funcionan las cosas reales, pero cuando hay que estar ahí, aparece con discursos sinceros que te hacen llorar tontamente. Tiene una risa contagiosa y colecciona pañuelos con patrones extraños; o tal vez fue sombreros, no estoy segura, ¡pero algo con telas sí!

Ched

Ched es el compañero perpetuamente cansado quejica pero que haría cualquier cosa por sus amigos, incluso si se queja durante todo el proceso. Tiene ese humor seco y un talento inexplicable para arreglar cosas con chicles y buenos deseos, a veces funciona, a veces no (la magia está en la actitud). Puede parecer cobarde al principio, pero su lealtad lo convierte en un héroe a su manera, torpe y genial. Ah, y tiene una afición inexplicable por los imanes de nevera; juro que tiene una colección desproporcionada.

Glendale

Glendale es el snob adorable que insiste en reglas y etiqueta pero en el fondo solo quiere ser querido (y tener tazas a juego, obvio). Es elegante, un poco riguroso con la disciplina y ama la organización hasta niveles que asustan, aunque también tiene un rincón secreto lleno de dibujos infantiles, sí, no me preguntas cómo lo sé. Le encanta corregir a la gente y luego se sonroja cuando le miran mal, lo que lo hace humano y ridículamente simpático. A veces da la impresión de saberlo todo y a la vez se pierde en una esquina buscando su bolígrafo favorito; clásico.

Durpleton

Durpleton es ese gigante mimosón que parece sacado de un peluche: enorme, adorable y peligrosamente propenso a abrazos inadvertidos. Es torpe, canta mal y tiene un sentido del timing cómico que arruina escenas por accidente, pero con toda la mejor intención del mundo. Su fuerza es enorme pero su ternura lo es más, y tiene una colección de chuches que no sabe guardar porque las comparte con todo el que pasa. A veces actúa como si fuera sobrio y serio, pero en dos segundos se le olvida y baila; no sé si es plan o despiste.

Rider

Rider es el humano serio en medio del caos de Centaurworld, todo disciplina y pragmatismo, pero con un corazón que se desarma en momentos raros (y luego lo tapa con sarcasmo). Suele ser el ancla del grupo, intentando meter sentido común donde solo hay confeti y cantos, y funciona la mayoría de las veces, aunque pierde la paciencia con facilidad —que es medio divertido, la verdad. Tiene cara de estar siempre en guardia pero a veces se duerme en lugares inapropiados; sí, lo he visto con la cabeza en una mesa. Y por cierto, es sorprendentemente bueno en leer mapas y en contar historias de guerra, pero también colecciona pegatinas infantiles, cosa que nadie esperaba.