Sobre Blue Period en pocas palabras:

Blue Period es una serie de anime que sigue la vida de un estudiante de secundaria llamado Yatora Yaguchi, quien se siente abrumado por la presión de estudiar para ingresar a una universidad de élite. Sin embargo, descubre su pasión por el arte y decide convertirse en un artista profesional. La serie sigue su viaje mientras se enfrenta a desafíos, se relaciona con otros artistas y aprende a expresarse a través de su arte. Blue Period es una historia conmovedora y motivadora sobre perseguir tus sueños y encontrar tu verdadera pasión en la vida.

Conoce a los personajes de Época Azul

Yatora Yaguchi

¡Yatora es el prototipo de chico que se despierta una noche y decide que su vida va a girar alrededor del óleo! Intenso, obsesivo y con una inseguridad que a veces media en nobleza, pinta como si cada trazo fuera una confesión —y suele garabatear ideas en servilletas mientras come ramen (o eso recuerdo; a veces dice que odia el ramen, no sé). Se transforma frente al lienzo: torpe y adolescente en la vida diaria, pero súper concentrado y casi frío cuando trabaja, aunque claro, se le escapa la emoción en cualquier momento. Tiene esa mezcla rara de pragmatismo estudiantil y romanticismo artístico que te hace querer gritarle “¡sigue así!” desde la grada.

Ryuji Ayukawa

Ryuji llega como quien no quiere la cosa pero termina marcando el ritmo; es directo, brutalmente honesto y peligrosamente talentoso. Le encanta provocar y decir la verdad aunque duela, pero luego se le ven detalles blandos —lleva una libreta con calcomanías y tararea canciones viejas, sí, contradicciones everywhere. Técnica sólida, pinceladas seguras, y esa pose de “me importa un pepino” que en realidad es fachada protectora. Es el tipo que empuja a los demás a mejorar a golpes de sinceridad, y sí, a veces es insoportable pero imposible no respetarlo.

Yotasuke Takahashi

Yotasuke es pura energía, el showman del grupo, flamboyante y adorablemente dramático; te conquista con gesto y color antes que con palabra. Ama experimentar con formatos raros y compo inusuales —dice que “la regla está para romperla” y luego la rompe con una regla de verdad (literalmente, deja reglas por todos lados). Tiene un corazón enorme, apoya a Yatora como si fuera su proyecto personal, aunque luego hace chistes malos y compra accesorios ridículos. Ah, y colecciona lápices caros; a veces los presta, a veces no, depende del día y de la luna.

Haruka Hashida

Haruka es la calma personificada, metódica y con un ojo para los detalles que te deja sin palabras; es como ver a alguien ordenar el mundo con un pincel. Reservada pero no fría, sabe exactamente cuándo intervenir y cómo dar una crítica que ayuda en serio —aunque cuando se enoja, lo hace en silencio, y luego aparece con donuts (o eso me pareció, no juro la veracidad). Su trabajo suele ser limpio, pensado, con un minimalismo que engaña porque debajo lleva debates internos gigantes. A veces parece una biblioteca andante y otras veces se ríe como una loca; sí, es contradictoria y perfecta por eso.

Maki Kuwana

Maki es eficiencia pura con una vena artística que sorprende: súper organizada, fan de los materiales caros y de las hojas sin manchas (pero cuidado, luego pinta una obra super sucia y queda brutal). Tiene una seriedad profesional que intimida pero, sorpresa, tiene un lado muy tierno —colecciona stickers ridículos y los pega en su estuche cuando nadie mira. Su trabajo suele reflejar control y intención, muy pensado, pero de vez en cuando suelta algo espontáneo que te deja boquiabierto. Es el tipo de persona que planea una exposición como si fuera una operación militar y aun así se le olvida la llave de casa; humana, al final.

Maru Mori

Maru es tranquilo, constante y con una sensibilidad casi doméstica: pinta como quien narra una historia sin demasiados aspavientos, y eso lo hace hipnótico. No necesita gritar talento, lo lleva en la paciencia de sus capas, en las texturas sutiles; y sí, guarda fotos viejas en el bolsillo del abrigo (eso me lo imagino, podría estar inventando). Tiene un humor seco, mira poco pero observa TODO, y cuando habla suelta frases simples que calan hondo. Es el amigo silencioso que te salva de un bloqueo artístico con un comentario inocente y una galleta; eficiente y misteriosamente dulce.