Sobre Yowamushi Pedal en pocas palabras:

Yowamushi Pedal es una serie de anime que sigue la historia de Sakamichi Onoda, un joven otaku que ama el anime y los juegos de video. A pesar de ser débil y poco atlético, Onoda descubre su pasión por el ciclismo y se une al equipo de ciclismo de su escuela. La serie sigue su camino hacia la competición, enfrentando a rivales cada vez más fuertes y superando sus propias limitaciones. Con una animación impresionante y una historia emocionante, Yowamushi Pedal es una serie que inspira a los espectadores a perseguir sus sueños y superar sus miedos.

Conoce a los personajes de Yowamushi Pedal

Onoda Sakamichi

Onoda es ese protagonista otaku que te hace sonreír sin parar, el tipo tímido que se vuelve imparable en la bici; tiene una energía inocente que es adoradora y a veces desesperante (en el buen sentido). Es trabajólico, incansable en los entrenamientos, y profundamente leal a sus amigos, aunque sea torpe con las palabras. Su amor por el anime y las figuras coleccionables sigue presente, y sí, a veces parece que monta en la bici para llegar a la tienda de DVDs más rápido —o tal vez no, quién sabe—. Tiene una paciencia enorme pero cuando se enciende, es sorprendentemente feroz; contradictorio, dulce y absolutamente genuino.

Naruko Shoukichi

Naruko es puro fuego y pistón, el sprinter que grita, salta y te reta a una carrera antes de presentarse; actitud de estrella de rock pero con casco. Competitivo hasta los huesos, le encanta la velocidad y subirse al podio, aunque luego monta un drama exagerado si pierde por milímetros (como buen dramático). Es carismático, extrovertido y también un poco inmaduro a veces, pero se le perdona porque protege al equipo con uñas y dientes. Ah, y tiene una obsesión medio ridícula por las gafas de sol, las cambia según el día y el mood, lo juro.

Imaizumi Shunsuke

Imaizumi es el serio, el perfeccionista, el que te mira con ceño y te hace replantear tu vida entero (tipo hermano mayor brooding). Técnico, frío al principio, con una presión interna enorme por ser el mejor y no decepcionar, pero luego le sale un lado dulce que nadie esperaba (sí, es un cliché que funciona). No le gustan los discursos motivacionales baratos, prefiere resultados y trabajo duro; aun así, hay un pequeño vicio secreto en su sonrisa cuando gana, y lo niega. A veces se contradice: dice que odia atención pero luego cruza la línea y arruina tu mañana con un sprint perfecto.

Makishima Yusuke

Makishima es el raro bonito del grupo, el escalador que parece flotar, habla de bicicletas como si fueran obras de arte y entra en pistas con una sonrisa extraña. Es excéntrico, filosófico a veces (sí, a veces suelta confesiones raras a las 3 a.m.) y tiene una confianza relajada que confunde a todos; puede parecer frío pero en realidad piensa mucho en tácticas y en la sensación del viento. Ama la sensación de subir, las curvas, y probablemente tiene un cuaderno con notas sobre pendientes y sabores de té, o eso recuerdo vagamente. Es misterioso, gentil y peligroso en la montaña, como un gato elegante que te vence si te descuidas.

Tadokoro Jin

Tadokoro es el gigante adorable que te abraza y luego te deja boquiabierto con una subida brutal; serio y con un corazón enorme, ese clásico “tierno por fuera, bestia por dentro”. Le encantan las cosas simples: la comida, los amigos, hablar con ojos luminosos; a veces se pone a llorar de emoción por un pan recién hecho o un buen abrazo, y es lindo, de verdad. En la bici es imparable en las pendientes largas, pero fuera de ella puede ser torpe y vergonzoso con las chicas (muy humano). Es leal hasta la médula y sorprendentemente estratégico cuando hace falta; un comodín sentimental y potente que siempre te saca de apuro.

Kinjou Shingo

Kinjou es el capitán veterano, el “motor dorado” que inspira respeto: fuerte, decidido, con esa autoridad natural que te hace confiar sin preguntar. Es un líder duro pero justo, estrictísimo en los entrenamientos y blando en secreto con quienes le importan (sí, guarda fotos bonitas en el móvil, juraría). Tiene esa mezcla de disciplina y cariño paternal, y cuando empuja al equipo lo hace desde la experiencia de muchos kilómetros en las piernas. A veces parece inamovible, pero también puede sorprender con un gesto tierno que nadie veía venir; lo hace todo con estilo y disciplina pura.

Manami Sangaku

Manami es la donna del pelotón, elegante, casi etérea en las subidas y con una sonrisa que desarma —es como ver poesía en movimiento cuando está en la montaña. Técnica y casi relajada, casi siempre parece estar en otro mundo (o escuchando música clásica en la cabeza), y sin embargo tiene una tenacidad feroz cuando el terreno se empina. Es amable, un poco distraída fuera de la bici (olvida las llaves, pero nunca la cadencia), y tiene manías raras como estirar los dedos después de cada etapa; no sé por qué eso me encanta. Hay un misterio dulce en ella: habla suave pero compite con la mirada, y cuando quiere, te deja detrás sin ceremonias.