Sobre I Want To Eat Your Pancreas en pocas palabras:

I Want To Eat Your Pancreas es una serie de anime que cuenta la historia de un joven introvertido llamado Haruki Shiga, quien encuentra un diario en la sala de espera del hospital. Descubre que pertenece a Sakura Yamauchi, una compañera de clase que tiene una enfermedad terminal. A pesar de las diferencias entre ellos, Haruki y Sakura desarrollan una amistad profunda y significativa. La serie explora temas como la vida, la muerte, la amistad y el amor en una manera conmovedora y emotiva.

Conoce a los personajes de Quiero comerme tu páncreas

Sakura Yamauchi

Sakura es ese torbellino de luz que entra en la vida de todos sin pedir permiso y te deja mirando al techo a las tres de la mañana pensando en flores y helados (sí, helados). Es brillante, descarada y a veces cruel sin querer, pero siempre con una verdad incómoda detrás — y vaya si no sabe cómo decir las cosas. Tiene una mezcla rara de valentía y fragilidad que te hace reír y querer protegerla al mismo tiempo; es impredecible, como si cambiara de color según el clima. Oh, y jura que odia lo cursi pero colecciona notas ridículas en el móvil; no es consistente y por eso la quieres tanto.

Haruki Shiga

Haruki es el protagonista quieto que parece hecho de silencios, libros y gestos medidos (siempre con cara de “no sé qué hacer pero lo intentaré”). Es callado, observador, más emocional de lo que deja ver, y su crecimiento es adorablemente torpe: aprende con la misma paciencia con la que guarda bolígrafos en el estuche. A veces es frío como un termómetro, otras veces se vuelve tierno hasta el punto de empalagar, y claro, tiene manías raras — come cereales a las tres de la tarde como si fuese normal. Hay algo muy real en su awkwardness; no es héroe, es humano, y eso lo hace querer más.

Kyouko Takimoto

Kyouko es la amiga dura que en realidad es un oso de peluche con guantes de boxeo; sarcástica, directa y tipo “te diré lo que necesitas aunque no quieras oírlo”. Tiene opiniones firmes, chistes filosos y una ternura que sale a la superficie cuando menos lo esperas (pero lo negará siempre, claro). Le encanta el drama escolar pero también actúa como centro moral a su manera rara, y sí, a veces habla demasiado de su colección de clips bonitos — contradicción viva. Es de esas personas que parece resolverlo todo con un comentario y luego se queda pensando tres horas sobre si fue demasiado dura.

Takahiro

Takahiro tiene ese aura de chico común que terminas admirando porque es constante: simpático, servicial y con un sentido práctico medio inocente (como si fuese el orden en persona). No es el más ruidoso del grupo, pero cuando aparece lo notas; se preocupa, hace favores y a veces canta en la ducha fatalmente, lo que es un combo raro de casta y desastre. A ratos parece el típico “buen chico” y otras veces te sorprende con un comentario sorprendentemente profundo — contradicciones otra vez, qué novedad. Y pequeño dato inútil: le gustan las sopas instantáneas con demasiadas especias, lo que le pega y no pega al mismo tiempo.

Kazuharu

Kazuharu es el bromista que en el fondo tiene un radar para lo que todos intentan ocultar; gracioso, rápido y un poco irresponsable, pero ojo, sabe escuchar cuando importa. Tiene ocurrencias, gestos exagerados y se ríe demasiado; aún así suele soltar frases que te dejan pensando, como si tuviera una biblioteca secreta en la cabeza. Es inmaduro a veces, pero también capaz de actos de lealtad que te cortan la respiración — un paquete contradictorio que funciona. Ah, y colecciona gomas de borrar por alguna razón, no preguntes, sólo acepta que eso le da encanto.