Sobre Kuroko no Basuke en pocas palabras:

Kuroko no Basuke es un anime de deportes que sigue la historia de un equipo de baloncesto de la escuela secundaria llamado Seirin. El protagonista, Kuroko, es un jugador de baloncesto con habilidades excepcionales, pero que carece de presencia y habilidades físicas. Junto con su compañero de equipo, Kagami, intentan llevar a Seirin a la cima del baloncesto de la escuela secundaria. La serie presenta partidos emocionantes, personajes interesantes y una trama emocionante que mantiene al espectador enganchado hasta el final.

Conoce a los personajes de Kuroko no Basuke

Tetsuya Kuroko

Kuroko es ese tipo silencioso que parece invisible hasta que te das cuenta de que ha hecho todo el trabajo sucio del equipo, y luego te preguntás cuándo pasó eso. Tiene una calma casi fantasmal, pero ojo, no es que sea tímido: es terriblemente decidido en su forma de ayudar, aunque lo diga con medio bostezo. Se obsesiona con los pases perfectos y con desaparecer en la defensa, y sí, parece que siempre tiene una canasta en la manga —o tal vez solo una servilleta vieja, no estoy seguro. Ah, y siempre tiene una mirada de “te observo” que asusta un poco pero luego te regala un bocadillo raro que encontró en su mochila.

Shintarō Midorima

Midorima es el jugador serio, meticuloso y con más supersticiones que un mercadito de amuletos; siempre con su talismán, siempre con sus cálculos, perfecto francotirador a distancia como si apuntara con una regla. Habla con tanta seguridad que parece que el mundo fue hecho para sus tiros de tres… aunque a veces se enreda con la vida social y no sabe ni cómo saludar (en realidad a veces sí, depende del día). Ama las cifras, los horarios y, curiosamente, las plantas que tiene en su cuarto —o tenía, me suena que una se murió pero no estoy seguro. Tiene un orgullo que casi brilla, y si le das un chocolate probablemente lo aceptará con cara de raro pero por dentro estará feliz.

Taiga Kagami

Kagami es puro fuego: explosivo, directo, el tipo que entra a cancha como si fuera a comerse el mundo y a veces lo hace literalmente. Competitivo hasta los huesos, con un ego bien puesto pero con corazón gigante cuando se trata del equipo —aunque no lo diga con palabras dulces, lo demuestra a golpes y clavadas. Es torpe en cosas pequeñas (cocina una vez y la alarma suena), pero en la cancha es absolutamente imparable; también tiene un lado tierno que aparece con los niños o cuando ve una serie mala, no lo esperabas, ¿verdad? Y sí, siempre lleva una gorra o algo rojo, aunque creo que una vez dijo que prefería azul, así que quién sabe.

Ryōta Kise

Kise es la personificación del carisma: guapo, extrovertido, la estrella que roba miradas y moves con una sonrisa que frena el tráfico. Copia jugadas como si fueran stickers coleccionables y luego las mejora porque claro, es Kise y todo le queda bien; pero cuidado, porque esa sonrisa también esconde una competitividad feroz. Es un drama queen adorable, se emociona con todo —series, ropa, las medias nuevas— y sí, también te hará un pastel aunque le salga un poco chueco; lo intentó, confía en mí. Le encanta aparecer, pero en el fondo es terriblemente leal y se preocupa por los demás de una forma que derrite cualquier fan.

Shun Izuki

Izuki es el cerebro-mimo del equipo, con mirada de “te leo como libro” y esa habilidad para anticipar cada movimiento, como si tuviera GPS en la cabeza. Es elegante en la cancha, tranquilo, casi un tacto de clase, y a veces su sonrisa es tan afilada que te hace dudar si te está gastando o no —probablemente sí. Se obsesiona con los detalles: bolígrafos, libretas, tácticas, y también con la música indie rara que dice que nadie más entiende (yo tampoco, pero suena bien). Tiene un sentido de justicia muy suyo y puede ser sarcástico, pero cuando hay que apoyar está ahí, aunque prefiera hacerlo desde la sombra y con un comentario mordaz.

Daiki Aomine

Aomine es el talento brutal que hace parecer fácil lo imposible; natural, dominante y un poco perezoso fuera de la cancha, pero despiadado en el juego como si todo le molestara menos encestar. Tiene una actitud de “si no es divertido no juego”, y eso le da una vibra peligrosa y adictiva a la vez; además, esa mirada suya… ¡ay! te desarma. Le encanta desafiar a los mejores y cuando se ríe es casi cruel, aunque con sus amigos puede ser sorprendentemente blando —sí, ese mismo tipo con una sonrisa tierna hacia alguien, lo juro. Su ropa siempre parece sacada de la madrugada, y dicen que colecciona zapatillas raras; o tal vez eran gorras, no me acuerdo bien.

Kazunari Takao

Takao es el playmaker simpático que siempre tiene una broma y un pase listo, el que te hace confiar sin drama y además canta en la ducha (o eso dicen). Es adorablemente molesto cuando se pone a molestar a los delanteros, pero lo hace con un cariño que funciona; es el pegamento emocional del grupo. Tiene una voz medio cómica para animar después de un mal partido y una debilidad por los dulces que lo traiciona cada entrenamiento. Le encanta tranquilizar a la gente, pero cuidado: cuando se enfoca en algo se vuelve serio y sorprendentemente astuto, no subestimes al chico sonriente.

Junpei Hyūga

Hyūga es el capitán clásico: serio, firme y con esa mirada de quien ha visto demasiadas cosas, pero que aún así no deja de preocuparse por el equipo. Es como un padre estricto que en realidad enseña a base de confianza y retos, y cuando explota lo entiendes —es por amor duro, eso seguro. Tiene una habilidad defensiva y liderazgo que tranquiliza; también colecciona tazas (o eso escuché en una entrevista falsa que me inventé), y le gusta la música ochentera o algo antiguo, qué sé yo. No es de muchas palabras, pero cuando habla todos escuchan, y eso lo hace poderoso sin necesidad de dramas.

Riko Aida

Riko es la entrenadora excéntrica que grita, inventa ejercicios rarísimos y aun así consigue que los jugadores mejoren como por arte de magia; es la mezcla perfecta de psicóloga, militar y fanática del chocolate. Tiene una pasión exagerada por el rendimiento y utiliza técnicas que te hacen dudar si estás en práctica de básquet o en una cápsula de supervivencia, pero funciona. Es brillante, divertida, y guarda una ternura secreta que sale a veces en detalles inesperados (como regalar calcetines limpios a alguien o proteger un cartel raro). A veces parece que está más interesada en estudiar reacciones humanas que en el marcador, y créeme, eso la hace fascinante y un poquito aterradora a la vez.