Sobre The Rising of the Shield Hero en pocas palabras:

El anime The Rising of the Shield Hero sigue la historia de Naofumi Iwatani, un joven que es convocado a otro mundo para convertirse en uno de los cuatro héroes legendarios. A pesar de ser inicialmente despreciado por los demás héroes y la gente del mundo, Naofumi se convierte en el héroe del escudo y comienza a luchar contra las olas de monstruos que amenazan la existencia del mundo. A lo largo de su viaje, Naofumi se enfrenta a traiciones, injusticias y desafíos, pero encuentra aliados inesperados y descubre la verdad detrás de la conspiración que lo ha llevado a su situación actual.

Conoce a los personajes de The Rising of the Shield Hero

Raphtalia

¡Raphtalia es ese corazón noble que te golpea directo en el pecho! Leal hasta el exceso, con una mezcla de valentía y ternura que a veces la hace parecer demasiado seria y al segundo después totalmente infantil (sí, le gustan los dulces, mucho). Tiene cicatrices que cuentan historias, pero también risas tontas que salen cuando menos te lo esperas; defensora feroz, pero sabe hacer agujas y coser si se aburre. A menudo parece pequeña y frágil y al mismo tiempo es la que corta la tensión en combate como si fuera pan.

Ren Amaki

Ren es el tipo frío y estético, siempre impecable y con una guitarra imaginaria en la mano, ¿no? Es muy del club de “acciones por encima de palabras”, un poco distante, pero cuando conecta con alguien lo hace de forma muy profunda (aunque no te lo diga). Me da vibra de perfeccionista: amante del orden y de la disciplina, y sin embargo tiene un lado que colecciona bolígrafos raros, cosa que nadie esperaría. Profesional en batalla, romántico a su manera rara, y definitivamente alguien que aprecia un buen café aunque jure que no.

Itsuki Kawasumi

Itsuki tiene esa aura honorable y templada, el caballero que sigue las reglas pero no es un robot, ¿me explico? Muy correcto, con conversación meditada y mirada seria, pero hay momentos en que su torpeza social sale y es sorprendentemente adorable (se enrojece, lo juro). Es de esos que te regala frases hechas que suenan profundas y luego hace algo inesperado, como comer ramen a las tres de la mañana. Le gusta mantener la paz y tiene un sentido del deber brutal; también colecciona marcadores de libros, sí, no preguntes por qué.

Filo

Filo es pura energía, una criatura que parece un tornado de peluche y glitter; irresistible y DEMASIADO honesta. Felina en entusiasmo, no siempre en lógica — un minuto te limpia la casa y al siguiente la deja peor porque hizo una “aventura de limpieza”. Ama volar, ama el pan, y tiene una habilidad inquietantemente feroz en combate (es adorable y mortal; combinación mortal). A veces actúa como cría ruidosa y otras como protectora feroz; básicamente impredecible, pero siempre adorable.

Motoyasu Kitamura

Motoyasu es el caballero con sonrisa brillante que nadie puede ignorar: optimista, valiente, y un poquito dramático. Le encanta el romance clásico, los gestos grandilocuentes y, a veces, ser sorprendentemente ingenuo (lo cual es encantador y frustrante a la vez). Es tremendamente leal y vive por el honor, pero también se deja llevar por impulsos, como comprar espadas solo porque “brillan bonito”. Tiene buen corazón, se esfuerza y, sí, a veces actúa como si estuviera en una novela romántica — con efectos especiales.

L’Arc Berg

L’Arc tiene esa vibra aristocrática que esconde un sentido práctico potente; elegante pero con manos callosas, si eso tiene sentido. Silencioso, observador, y con una ironía seca que aparece justo cuando menos te lo esperas; podría ser frío pero se preocupa en secreto por la gente. Ama los dulces caros y también discutir estrategias como si fuera ajedrez; contradictorio, lo sé, pero funciona. Es el tipo de persona que parece saber todo y al mismo tiempo tiene pequeños placeres ridículos, como coleccionar servilletas bonitas.

Therese Alexanderite

Therese es sofisticada, cerebral y ligeramente letal en su diplomacia — la clase de persona que te convence sin levantar la voz. Tiene gustos exquisitos, sobra decirlo, y un aire aristocrático con un filo de sarcasmo que corta mejor que una espada. Puede parecer fría pero tiene caprichos inesperados: le encantan los gatos (o los perros, alguien le dijo que le gustaban ambos, jaja) y a veces se comporta como una bibliotecaria un poco dramática. Estratega nata, y adoradora de detalles mínimos que otros nunca notan.

Naofumi Iwatani

Naofumi es el tipo que empieza con la espalda contra la pared y termina como roca inamovible — guardián por antonomasia. Rencoroso al principio, sí, pero su lealtad es de otro nivel: proteger a los demás es su motor, aunque sea gruñón y terco. Tiene un sentido práctico brutal, inventa soluciones raras y a veces actúa como si todo fuera una calculadora emocional (pero sí tiene sentimientos gigantescos). Es malo para fingir, buen estratega, y curiosamente tiene un gusto patriarcal por los pequeños hobbies caseros, tipo cultivar frijoles o cocinar platos estrambóticos.

Fitoria

Fitoria es la reina triste y sabia, con una soledad que pesa y una nobleza que ilumina. Habla como si cada palabra fuera un decreto y, sin embargo, a veces se suelta en chistes secos que nadie espera — es casi encantadoramente contradictoria. Guarda secretos ancestrales, ama su deber y se nota que el peso del mundo le ha dado arrugas en el alma, pero también tiene momentos de ternura infantil (le gusta jugar con pequeñas flores, por ejemplo). Es majestuosa, melancólica, y aterradoramente competente cuando se trata de proteger su reino.

Glass

Glass es la enigma sutil que todos miran dos veces; elegante y con una frialdad calculada, pero no sin raro encanto. Usa la cortesía como máscara y como arma, siempre midiendo cada palabra; a veces parece insensible y otras sorprendentemente vulnerable (esa inconsistencia la hace fascinante). Tiene un gusto impecable por la moda y por el drama mínimo, y curiosamente colecciona relojes que, según ella, “le recuerdan el tiempo de calidad” — suena ridículo pero encaja. Es política en movimiento: maneja información, te sonríe y puede apuñalarte (metafóricamente) con una precisión aburrida.