Sobre That Time I Got Reincarnated As a Slime en pocas palabras:

That Time I Got Reincarnated As a Slime es un anime de aventuras y fantasía. La historia sigue a un hombre llamado Satoru Mikami, quien es asesinado y reencarna en un mundo de fantasía como un slime. En este nuevo mundo, Satoru comienza a explorar y descubrir sus habilidades especiales como slime, mientras hace amigos y enemigos en su camino. La serie es emocionante y llena de acción, y sigue a Satoru mientras se convierte en un líder poderoso en su nuevo mundo.

Conoce a los personajes de That Time I Got Reincarnated As a Slime

Geld

Geld es ese señor demoníaco que da la sensación de estar siempre calculando tu próxima jugada —frío, ambicioso y con una mirada que podría helar el té—. Tiene esa aura de “voy a conquistar esto y aquello” pero, curiosamente, colecciona figuritas de algo tonto (¿muñecos de slimes?) y a veces se le olvida dónde dejó la espada. Estratega nato, manda con mano firme pero no es un sádico gratuitamente; le gustan las reglas, aunque las rompa cuando le conviene. Y sí, puede parecer un cliché de villano, pero tiene momentos raros de sarcasmo que lo hacen… casi simpático.

Hakurou

¡Hakurou es el abuelo samurái que secretamente quiere que lo amen como maestro! Viejo, cortante como una katana y con más historias que dedos, es estricto en el entrenamiento pero luego te prepara té con mucha devoción (y galletas, a veces las quema). Sus lecciones son dolorosas pero justas, y cuando sonríe raro te desconcierta porque no parece capaz de sonreír, y luego sonríe mucho. Es leyenda viva, un pilar de honor y paciencia, y probablemente ronca como un tonel cuando duerme, no me preguntes por qué lo imagino así.

Benimaru

Benimaru es puro fuego y orgullo, el tipo que entra a una sala y ya sabes que algo va a explotar (en el buen sentido). Es feroz en la batalla, leal hasta la médula y tiene un sentido del estilo que mezcla el guerrero elegante con el tipo que se tarda mucho en peinarse —cosa que sí hace, porque su pelo es importantísimo—. Aunque parece serio, tiene un lado sorprendentemente bromista y adora las competencias tontas, sobre todo si puede ganar con honor. Y sí, es de esas personas que protegerían a todo su pueblo con su vida y luego pedirían una taza de té como recompensa.

Hinata Sakaguchi

Hinata es la comandante de rostro frío y disciplina inquebrantable, la que te mira y ya sabes que no vas a escaparte de las reglas. Implacable, precisa y con una convicción que da miedo, pero sorpresa: tiene un sentido de justicia casi maternal y a veces actúa como si le gustaran las pelotas de tenis (no estoy seguro de por qué lo digo). Es una mezcla rara de justicia fría y ocasional ternura estrafalaria, y su presencia impone respeto automático. Además habla claro y no tolera tonterías, aunque creo que una vez se dejó convencer por una tarta.

Diablo

Diablo es básicamente elegancia oscura hecha persona —o demonio—: eficiente, sarcástico y escalofriantemente serio cuando hace falta, pero con un sentido del humor negro que te pilla desprevenido. Leal a su señor en una forma que roza lo fanático, y aun así tiene manías domésticas (sí, le gusta organizar armarios, no me preguntes por qué lo imagino así). Su frío control esconde una devoción casi artística por la perfección, y puede pasar de calmado a letal en un parpadeo. Me encanta porque parece sacado de una ópera gótica pero también hace comentarios sobre el postre, es raro y genial.

Demon Lord Frey

Frey es esa demoníaca socialité que sonríe mucho y te arruina la vida con una taza de té, encantadora y venenosa al mismo tiempo. Tiene una estética impecable, planes retorcidos y esa costumbre de subestimar a todo el mundo hasta que ya es demasiado tarde; oh, y colecciona joyas raras y… hamsters, sí, hamsters glamorosos (lo juro). Manipuladora, sofisticada y con un gusto por el drama, es la clase de villana que te hace aplaudir incluso cuando te está traicionando. Y, curiosamente, de vez en cuando muestra un momento de ternura genuina que te deja en plan “¿qué?” —muy humano, muy peligrosa.

Demon Lord Carrion

Carrion es brutal, directo y sin esos adornos sociales que tienen otros demonios; parece disfrutar del caos en plan práctico. Es el tipo que prefiere la acción a la conspiración: ir, golpear, resolver, repetir; pero, y esto es raro, tiene un código personal de honor que a veces lo frena (como si tuviera buen gusto en ropa interior, no sé por qué lo imagino así). Cruel cuando toca, sí, pero también sorprendentemente pragmático: no pierde el tiempo con sentimentalismos. En resumen, es el martillo que llega cuando las cosas se complican y no preguntes demasiado por su pasado porque te daría mareos.

Rimuru Tempest

Rimuru es el protagonista adorablemente omnipotente que te convence con una sonrisa y un curry, literal y figurativamente; líder calmado, racional y con un corazón grande… aunque a veces sea indeciso sobre elegir un postre. Tiene una capacidad asombrosa para adaptarse (literalmente) y una empatía que cambia el mundo, pero también puede volverse frío cuando la situación lo exige —y luego te ofrece pastel para compensar. Es tanto estratega como amigo ideal, cocina, gobierna y de vez en cuando actúa como si estuviera probando todos los sabores del universo. Me encanta porque es sorprendentemente humano para alguien que puede ser cualquier cosa: dulce, aterrador y un poco despistado con las citas.

Veldora Tempest

Veldora es la tormenta personificada: ruidoso, exagerado y con un sentido del humor que nunca se apaga, tipo amigo que llega a la fiesta y derriba la mesa (literalmente). Es inmenso, poderoso y a veces infantil, ama hacer bromas gigantes y comer cosas absurdas (montañas, supongo), pero también tiene una tristeza melancólica que sale en momentos raros. Protector de Rimuru hasta el tuétano y con un ego que cabe en un continente, es imposible no quererlo aunque sea un desastre ambulante. Ah, y jura que tiene buen gusto musical; la verdad, no sé si creerle pero siempre lo imagino tarareando baladas épicas.

Milim Nava

Milim es explosiva, adorablemente caótica y sorprendentemente inocente cuando no está arrasando con todo lo que la molesta; es como una niña con poderes cósmicos y una debilidad por las golosinas. Tiene una mezcla letal de impulsividad y sinceridad brutal: dice lo que piensa y luego rompe montañas por diversión, pero también te da abrazos que podrían desintegrarte (en el mejor sentido). Apuesta por el caos con estilo, le encanta pelear pero también disfruta de las pequeñas cosas, tipo pasteles y siestas raras. Es impredecible, súper poderosa y, honestamente, una de las mejores compañeras de travesuras que puedas imaginar.