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¿Qué personaje de ‘El viento se levanta: Kaze Tachinu’ eres?

Si eres un amante del anime, seguro que has visto la película 'El viento se levanta: Kaze Tachinu'. Esta película cuenta la historia de Jiro Horikoshi, un ingeniero aeronáutico que diseñó aviones para la fuerza aérea japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. En esta película, hay muchos personajes interesantes y únicos que han capturado los corazones de los espectadores. ¿Te has preguntado alguna vez qué personaje de 'El viento se levanta: Kaze Tachinu' eres? ¡Pues ahora es tu oportunidad de descubrirlo! Haz clic en el botón Comenzar a continuación para empezar el quiz y averiguar qué personaje eres.

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de El viento se levanta: Kaze Tachinu eres?

Sobre The Wind Rises: Kaze Tachinu en pocas palabras:

El Viento se Levanta (Kaze Tachinu) es una película de anime del director Hayao Miyazaki. La trama sigue la vida de Jiro Horikoshi, un joven ingeniero aeronáutico que sueña con construir aviones hermosos y elegantes. A medida que crece, se enfrenta a desafíos personales y profesionales, incluyendo la Segunda Guerra Mundial. La película es una reflexión sobre la creatividad, la pasión y el conflicto entre el arte y la política. Además, cuenta con una animación impresionante y una banda sonora emotiva.

Conoce a los personajes de El viento se levanta: Kaze Tachinu

Jiro Horikoshi

Jiro es aquel ingeniero soñador que dibuja aviones en los márgenes de cualquier cosa que tenga a mano —libretas, servilletas, facturas, lo que sea— y se le nota en la mirada que vive volando aunque siempre tenga los pies medio pegados al suelo. Es metódico pero con una ternura torpe, se emociona con los detalles técnicos y a la vez suspira por cosas casi poéticas (sí, extraño combo, lo sé). Tiene una paciencia infinita para ajustar un motor pero se le puede olvidar dónde dejó las llaves, y se pone solemne hablando de aerodinámica como si recitara un poema. A veces parece serio hasta enfadado y al minuto siguiente está riéndose como un niño; me encanta que sea pura contradicción, muy humano.

Nahoko Satomi

Nahoko es dulce y frágil pero con una fuerza inesperada, la típica presencia que cambia una habitación con solo entrar; y sí, lloras con ella, pero no todo el tiempo, porque también tiene momentos de humor seco que sorprenden. Se la siente antigua y moderna a la vez: le gustan las novelas, el té, y de repente te lanza una mirada que lo explica todo; la describiría como poesía con zapatos gastados. Es cariñosa, reservada, enferma en la historia (no voy a hacer spoiler, bueno tal vez sí un poquito) y eso la hace más compleja, no solo víctima sino alguien que vive y decide. Tiene manías tontas a veces —colecciona pequeños pañuelos o solo guarda boletos de tren— no sé, detalles así la hacen real.

Kiro Honjo

Kiro es el colega práctico, el que te hace el comentario lógico en medio de la charla romántica, y por eso lo adoro; es eficiente, un poco cínico y con un sarcasmo encantador (útil contra los tipos muy dramáticos). Trabaja con Jiro pero no es sombra, tiene sus propias ambiciones y se nota que sabe navegar oficinas y problemas técnicos con una sonrisa tajante. A veces parece duro pero en verdad se preocupa, tiene gestos pequeños que no cuenta a nadie, y a veces se emborracha hablando de trabajo —o tal vez eso me lo inventé, no sé—. Es realista hasta el hueso pero capaz de un gesto grandioso si hace falta; en resumen, práctico con corazón escondido.

Kurokawa

Kurokawa se siente un poco como el antagonista suave: no es malo a gritos, más bien una presencia severa, exigente y con un humor irónico que corta – tipo profesor que no te deja pasar nada. Tiene opiniones fuertes sobre aviones, economía, la vida, y las dice con una calma que asusta, pero a veces suelta una broma rara que te hace reír cuando menos lo esperas (sí, no todo es seriedad). Se le ve muy seguro, tal vez demasiado, y eso puede ser admirable o un poquitín arrogante según el día; colecciona pipas o sombreros, o era un reloj, honestamente me pierdo con tantas cosas. Aun así, cumple su papel: pone tensión, decisiones difíciles y algún que otro “nosotros debemos” que complica todo.

Castorp

Castorp llega como viento extranjero, con frases filosóficas y ese aire de haber leído demasiados libros alemanes (y con una chaqueta que siempre parece desordenada, aunque no lo esté). Es encantadoramente excéntrico, habla de sueños y máquinas como si fueran parte de la misma religión, y tienes la sensación de que podría desaparecer en cualquier momento para irse a fumar en un muelle. A veces parece un espejo para otros personajes —te devuelve preguntas más que respuestas— y tiene un misterio que nunca explica del todo; me hace pensar en cafés nocturnos y conversaciones largas con humo de por medio. También tiene costumbres raras (come galletas saladas en el cine, o eso creo) que lo vuelven entrañable.

Satomi

Satomi (sí, el nombre se repite, es confuso, perdón) es la figura familiar, esa persona cálida que organiza todo y al mismo tiempo lo guarda en silencio; puede ser madre, tía o la amiga que hace sopa cuando todo va mal, depende de cómo lo veas. Es práctica, firme, protectora, pero tiene un lado dulce que no siempre muestra; su fuerza no es dramática, es cotidiana y por eso pesa tanto. A veces es severa con razones claras y otras suelta pequeños gestos de cariño imposible de ignorar (como dejar una nota en un bolsillo), y esas contradicciones la hacen real. Tiene hábitos tranquilos (adoro que le gusten los jardines o las flores, o tal vez le guste cantar en la cocina, ahora que lo pienso), y su presencia ancla a los demás personajes.