¿Qué personaje de ‘Studio Ghibli’ eres?
Anidado en lo profundo del corazón de nuestra imaginación se encuentra el encantador mundo de Studio Ghibli, un lugar donde los espíritus, las brujas y los Totoros vagan libremente. Durante décadas, estos personajes han calentado nuestros corazones e inspirado nuestros sueños, dejándonos preguntándonos, ¿qué personaje de Ghibli realmente resuena con nuestra alma? ¿Es tu espíritu tan feroz como el de la Princesa Mononoke o eres más un soñador como Sophie de El Castillo Ambulante? Sumérgete en este reino caprichoso y descubre el personaje de Ghibli que refleja tu esencia. ¿Listo para embarcarte en este viaje mágico? Desplázate hacia abajo y haz clic en el botón de inicio para comenzar tu aventura.

Sobre Studio Ghibli en pocas palabras:
La película es una montaña rusa emocional que entrelaza las historias de múltiples personajes de Ghibli mientras navegan por las pruebas de sus historias individuales. Ambientada en paisajes impresionantes e imágenes icónicas, los espectadores son llevados en un viaje de autodescubrimiento, amor y la eterna batalla entre el bien y el mal. Esta película no solo rinde homenaje a los clásicos personajes de Ghibli, sino que también presenta nuevos, creando una fusión perfecta entre lo antiguo y lo nuevo.
Conoce a los personajes de Studio Ghibli
Totoro
Totoro es ese espíritu del bosque gigante que te hace sentir que todo va a estar bien (aunque a veces también parece que solo quiere dormir). Es tranquilo, protector y misterioso, con una energía de abuelo bonachón que aún se esconde detrás de una barriga enorme. Guarda secretos del bosque, aparece cuando menos te lo esperas y probablemente tenga una colección de sombrillas —sí, sombrillas— porque claro que le gustan. Lo adoro porque es a la vez poderoso y totalmente adorable; grande pero listo para un abrazo (o para desaparecer sin avisar).
Chihiro (Spirited Away)
Chihiro es puro crecimiento en movimiento, la chica que comienza tímida y se convierte en alguien capaz de enfrentarlo todo (y con mucha, mucha terquedad). Es ingeniosa, trabajadora y, sí, se pierde un montón pero siempre encuentra la salida —o por lo menos se las arregla para sobrevivir—. Tiene un corazón enorme para los demás (incluso para espíritus raros) y esa mezcla de dulzura y coraje la hace imposible de olvidar. Ah, y come cuando tiene que calmarse; eso suena ridículo pero a veces un pastel o algo raro la salva el día.
Howl (Howl’s Moving Castle)
Howl es el mago dramático que parece vivir en una nube de glamour y caos, con un ego enorme y un corazón que en realidad está hecho de cosas suaves (y probablemente plumas). Es encantador, un poco cobarde cuando se trata de comprometerse, y talentoso hasta decir basta; su vida es un desfile de cambios de look y huídas teatrales. Protege a los que ama a su manera retorcida —a veces huye, a veces se transforma en pájaro gigante, sí, todo a la vez—. Tiene manías raras (es un desastre con la limpieza pero obsesivo con algunas cosas, tipo su cabello) y, claro, le encanta ser dramático, pero cuando importa, aparece.
San (Princess Mononoke)
San es pura furia y lealtad, esa guerrera salvaje que protege el bosque como si fuera su familia (porque lo es, literalmente, más o menos). Es feroz, valiente y completamente desconfiada de los humanos, aunque en el fondo hay una vulnerabilidad que solo unos pocos ven. Tiene una conexión animal brutal —los lobos, la sangre, las cicatrices— y no se anda con tonterías; si algo la ofende, lo sabrás. A veces parece que odia todo y luego hace algo sorprendentemente tierno, así que sí, complicada y absolutamente inolvidable.
Kiki (Kiki’s Delivery Service)
Kiki es la adolescente que sale al mundo con su escoba y un lazo rojo gigante, toda entusiasmo y nervios al mismo tiempo (y a veces pierde la confianza, ¿quién no?). Es trabajadora, optimista, un poco torpe y tan adorable que dan ganas de ayudarla a montar su negocio de reparto eterno. Tiene a Jiji, su gato sarcástico, y una mezcla de independencia y dudas que la hacen súper real; a veces es súper eficiente, otras se quema la comida y se pone a llorar. Suena simple pero es profunda: aprende que ser mayor no es perder la magia, es entenderla mejor (aunque de vez en cuando pierda la magia por un rato, porque claro).
