Sobre DuckTales en pocas palabras:

DuckTales es una serie de televisión animada que sigue las aventuras del multimillonario Tío Rico McPato y sus sobrinos, Hugo, Paco y Luis. Juntos, viajan por el mundo en busca de tesoros y enfrentan a villanos como el malvado Merlock y el temible Magica De Spell. La serie también cuenta con personajes icónicos como el Pato Donald y el fiel mayordomo de Tío Rico, el Sr. Ganso. La serie ha sido aclamada por su animación, humor y personajes entrañables, y ha sido un éxito tanto entre los niños como entre los adultos que crecieron viendo la serie original en la década de 1980.

Conoce a los personajes de DuckTales

Scrooge McDuck

Scrooge es el típico tío rico que no sólo guarda monedas, las ama con una devoción casi religiosa —y sí, probablemente tenga un pozo de monedas en el que nada aunque lo niegue—. Es terco, brillante y con un sentido del negocio que corta como navaja, pero también hay momentos en los que es sorprendentemente blando (cuando menos te lo esperas, saca un pañuelo, literal o figurado). Vive por la aventura tanto como por la seguridad de su fortuna, lo que lo hace igual de digno de confianza y de provocar un desastre monumental. Ah, y jura que odia las molestias modernas… salvo por su colección ridícula de gadgets que actualiza cada semana.

Dewey Duck

Dewey es el rebelde impaciente, el que lanza la idea loca y luego espera que los demás la sigan; lleno de energía y con un magnetismo que arrastra a cualquiera. Curioso hasta el limite, cuestiona todo y a veces toma decisiones sin pensar —y luego las defiende con una sonrisa—. Tiene un sentido de la justicia genuino, aunque su método suele ser “intenso pero efectivo”, y sí, a veces choca con Huey por no planear tanto. Siempre parece saber algo que nadie más sabe, o al menos cree saberlo, y eso lo hace encantadoramente impredecible.

Huey Duck

Huey es el cerebro organizado, el tipo de persona que trae una lista aunque vayas a la playa; ordenado hasta lo adorable. Le encanta aprender, tiene respuestas y citas para todo y sí, a veces es un poco sabelotodo, pero es imposible no quererlo por eso. Es responsable y paciente, aunque en noches raras deja salir un espíritu competitivo que nadie sospechaba —pequeñas apuestas por cosas tontas, lo juro—. Protege a su familia con lógica y cariño y siempre tiene un plan B, C y hasta un D improvisado.

Louie Duck

Louie es el relajado estratega, el que parece despreocupado pero siempre está maquinando algo; perezoso por fuera, astuto por dentro. Ama las soluciones fáciles (y a veces un poco tramposas) y es increíblemente práctico: “por qué trabajar duro si puedes trabajar inteligente” podría ser su lema. Tiene un lado flojo y goloso, pero también una lealtad feroz que sorprende cuando se le necesita. Y sí, le gusta el confort… aunque jure que es por eficiencia, no por pereza.

Webby Vanderquack

Webby es pura energía adorable con una capa de guerrera exploradora; intensa, curiosa y sorprendentemente dura cuando la situación lo exige. Le encantan las manualidades, la historia antigua, y también inventar cosas raras que funcionan a medias; en serio, cosas brillantes con duct tape. A veces da la impresión de querer probarse a sí misma todo el tiempo, como si hubiera una lista mental de logros que no para de tachar. Y tiene un corazón gigante, así que aunque a veces sea un poco mandona, todo sale de un lugar buenísimo.

Launchpad McQuack

Launchpad es el piloto torpe pero increíblemente leal; siempre listo para despegar aunque el avión tenga sus propias ideas sobre la gravedad. Es grandote, con mucha confianza y con un talento único para sobrevivir a caídas imposibles y luego pedir un café como si nada hubiera pasado. No es el más brillante con los detalles técnicos, pero compensa con valentía, un sentido del humor bobalicón y una devoción inquebrantable por la familia Duck. Y sí, de vez en cuando olvida dónde dejó el casco, o el avión entero, pero eso es parte del encanto.

Flintheart Glomgold

Flintheart es la antítesis amarga de Scrooge, obsesionado con ser el número uno y dispuesto a hacer cualquier cosa para lograrlo —y lo dice con una sonrisa cruel, claro—. Es maniático con el dinero, tiene planes ridículamente complicados y una falta de vergüenza que asombra; te caerá mal, y luego no podrás dejar de verlo cuando aparece. Tiene un sentido del orgullo que lo impulsa más que el amor por las monedas, y eso lo vuelve peligrosamente entretenido. Curioso y contradictorio: a veces parece casi digno de lástima, aunque nunca lo admitiría.

Donald Duck

Donald es puro volcán emotivo: temperamental, apasionado y con una voz que te ha hecho reír desde siempre —y sí, a veces es un desastre con las fechas y con la cocina, y otras es un héroe doméstico inesperado. Tiene una paciencia limitada pero un corazón enorme, especialmente con sus sobrinos, a los que mima y regaña en la misma frase. Es impulsivo, sí, pero con un código moral muy suyo: si algo está mal, Donald lo arregla… aunque explote en el proceso. Y ojo, en el fondo es más suave de lo que parece; hay momentos de puro amor que te sorprenden y te derriten.

Mrs. Beakley

Mrs. Beakley es la mezcla perfecta de niñera estricta y guardiana adorable; durísima cuando hace falta y tierna en los pequeños gestos —tiene una colección de galletas que jamás comparte, te lo aseguro—. Es práctica, sabe todo sobre seguridad y tiene historias que asustan a los niños pero que secretamente los confortan. Es leal a Scrooge y a la familia Duck como una roca, y también tiene un lado maternal que se despliega en momentos muy puntuales y siempre oportunos. A veces parece de otra época, otras veces tiene respuestas sorprendentemente modernas; lo que es, es indispensable.

Della Duck

Della es fuego puro: aventurera, resiliente y con una mezcla de orgullo y vulnerabilidad que la hace fascinante. Se fue a vivir sus propias locuras y volvió con cicatrices, historias impresionantes y una determinación feroz por su familia; es la clase de persona que te inspira y te asusta al mismo tiempo. Tiene un humor seco que aparece en los momentos más tensos y una tendencia a subestimar el peligro hasta que ya no puede —sí, completamente razonable y también terriblemente imprudente—. Y aunque a veces parezca contradictoria, todo eso la convierte en una figura magnética y real, imposible de encasillar.