Sobre The Loud House en pocas palabras:

The Loud House es una serie de televisión animada estadounidense que sigue las aventuras de Lincoln Loud, un chico de 11 años que vive en una casa con sus 10 hermanas. Cada hermana tiene su propia personalidad y juntas crean situaciones divertidas y caóticas. La serie muestra la vida cotidiana de la familia Loud y cómo Lincoln trata de sobrevivir en medio del caos. La serie ha sido elogiada por su diversidad y representación de personajes femeninos fuertes y variados. The Loud House es una serie divertida y emocionante para toda la familia.

Conoce a los personajes de The Loud House

Lincoln

Lincoln es el hermano del medio que intenta mantener la paz en una casa totalmente impredecible, siempre con un plan B (y C). Es curioso, ingenioso y tiene una habilidad casi mágica para negociar con diez hermanas, aunque a veces parece que improvisa demasiado y todo se desarma —y aún así funciona. Le encanta organizar cosas y también tirar todo por la ventana cuando la situación lo pide; contradictorio, ¿no? Ah, y tiene una libreta con trucos secretos, garabateada hasta el borde, que nadie más puede ver.

Lori

Lori es la hermana mayor: mandona, responsable y capaz de organizar un ejército… o una cena familiar sin sudar (bueno, casi). Tiene el teléfono pegado a la mano, reglas para todo y un aura de jefe natural que intimida pero también protege; es como una mezcla entre reina y niñera. A veces actúa dura, pero en el fondo es sentimental y se derrite por detalles pequeños (sí, le gustan las comedias románticas, lo juro). Y sí, a veces se escapa de sus propias reglas por una pizza a medianoche; nadie es perfecto.

Leni

Leni es puro corazón, moda y confusión adorable; habla con frases que son poesía accidental y cree que las cosas bonitas solucionan todo. Es la “tonta buena” del clan, pero ojo, tiene una memoria sorprendentemente selectiva (recuerda cada marca de zapatos, pero no dónde dejó las llaves). Vive para las gafas de sol y los sombreros y, aunque olvida nombres, nunca olvida regalar una sonrisa. A veces dice cosas que no tienen nada que ver y otras veces su intuición es extrañamente acertada; no la subestimes.

Luna

Luna vive en perpetuo estado de concierto; la guitarra es casi una extensión de su cuerpo y la música lo explica todo. Es enérgica, apasionada y dramática en el mejor sentido posible, con riffs que te rompen el pecho y una risa contagiosa. Pero también tiene momentos inesperados de timidez o de fan-girl sentimental (la contradicción me mata), y es dulce con los que ama. Siempre termina una frase con una línea de canción o un solo imaginario, y tiene pósters en la pared que cambian según su humor.

Luan

Luan es una fábrica de chistes —literalmente vive para las bromas, los juegos de palabras y los sustos simpáticos— y te hará reír aunque no quieras. Sus bromas a veces son geniales y otras veces hacen que la habitación se desintegre por vergüenza, pero nunca falla en ser auténtica. Es sensible bajo toda la comedia, y sus shows son más corazón que chiste (sí, lloré en una). Tiene una caja enorme de props y una pasión extraña por las piñas plásticas; no preguntes, sólo ríe.

Lynn

Lynn es pura energía competitiva: deportes, retos, comida rápida antes de un partido, todo con una sonrisa de quien va a romper récords. Es ruidosa, directa y ferozmente leal; la encuentras entrenando o retando a todo lo que respire. A veces es un toro en una cristalería emocional (sorry), pero también es la primera en levantarte si te caes. Y sí, colecciona camisetas sudadas y tiene un ritual secreto de calentamiento que implica hacer muecas rarísimas.

Lucy

Lucy es la reina del drama gótico, poeta del susurro y defensora oficial del reino de las sombras. Habla con voz monocorde, ama lo macabro y, sin embargo, guarda un montón de pequeños afectos raros (a veces le gustan los colores, shhh). Es enigmática, melancólica y sorprendentemente profunda; sus poemas te atraviesan aunque ella finja indiferencia. Tiene una caja de recuerdos que jura que no toca, pero sí, la toca cuando nadie mira, lo viste venir.

Lana

Lana es la amante de la naturaleza versión hardcore: barro, ranas, herramientas y aventuras en cualquier charco disponible. Es ruda y tierna a la vez, mano para arreglos y con un corazón inmenso por los animales; tiende a aparecer con algo baboso en el bolsillo. Es lo contrario de refinada y eso la hace increíblemente auténtica —y sí, colecciona latas herrumbrosas que le recuerdan a cosas felices. A veces huele a tierra y perfume al mismo tiempo; no sé cómo, pero funciona.

Lola

Lola es la muñeca-rival-glamorosa: peinados perfectos, vestidos brillantes y un talento natural para el drama digno de un reality show. Es mandona y presumida, pero también tiene momentos inesperados de inocencia y de tierna vanidad que la humanizan (y sí, le encantan las coronas). A veces parece hecha a medida para una pasarela mental, otras veces está en el barro haciéndose la valiente —contradicciones, lo sé—. Oh, y guarda secretos como accesorios; brillantes, pequeños y peligrosos.

Lisa

Lisa es un prodigio en miniatura: teorías, experimentos y ecuaciones que harían llorar a un adulto promedio; su cerebro funciona en modo turbo. Es sarcástica, extremadamente lógica y con cero paciencia para la tontería, pero tiene un lado infantil cuando un experimento explota y le sale glitter (sí, a veces explotan cosas y luego las limpia con ciencia y dulce). A pesar de su altísima capacidad intelectual, se emociona con un buen rompecabezas sentimental y colecciona tazas de té con fórmulas químicas. A veces habla como robot y a veces se emociona con dibujos animados; la contradicción es real.

Lily

Lily es bebé, mini-tsunami de ternura: balbuceos, risas impredecibles y la capacidad de dominar una habitación con una mirada. No habla mucho (aún), pero comunica demasiado: ojos de trapo, risas explosivas y un talento increíble para causar caos adorable. Duerme como un lirón y despierta como una bomba, y todos están derrotados por su sonrisa; es injusto. Tiene un chupete favorito que secretamente es su cetro real, y a veces parece entender conspiraciones familiares enteras sin decir una palabra.