Sobre Spawn en pocas palabras:

Spawn es una serie de televisión animada basada en el cómic del mismo nombre, creada por Todd McFarlane. La historia sigue a Al Simmons, un soldado que es asesinado y enviado al infierno. Allí, hace un trato con el demonio Malebolgia para volver a la vida y vengarse de aquellos que lo traicionaron. Sin embargo, al regresar a la Tierra, descubre que su cuerpo ha sido deformado y que posee poderes sobrenaturales. La serie presenta una atmósfera oscura y violenta, con una trama compleja y personajes bien desarrollados. Spawn es una serie icónica que ha dejado una huella duradera en la cultura popular.

Conoce a los personajes de Spawn

Spawn

Spawn es el anti-héroe trágico por excelencia: mitad hombre, mitad criatura infernal y cien por ciento resentimiento con clase. Tiene poderes locos, una capa que parece viva y un contrato con el Infierno que siempre suena más complicado de lo que te cuentan (como casi todo en su vida). Es broody, vengativo, pero de vez en cuando suelta un sarcasmo que te hace reír en voz baja; no es todo oscuridad, hay momentos humanos raros y preciosos. Y sí, cada vez que aparece en la niebla uno espera que aparezca música dramática y, no sé, que deje un rastro de cigarrillos quemados aunque nunca fume — pequeños detalles.

Cogliostro

Cogliostro es el viejo sabio misterioso que sabe demasiado y sonríe aún más — mentor ambiguo, ex-guerrero, y probablemente con secretos que podrían hundir o salvar a todo el mundo. Te guía, te sermonea, y a veces tiene la paciencia de un monje… hasta que no la tiene, y manda a todos al infierno con una frase. Es uno de esos personajes que amas porque siempre hay una segunda intención y una historia antigua detrás de cada gesto; también tiene una habilidad para aparecer en el momento peor, como si le gustara el drama. Ah, y creo que tuvo un pasado como Hellspawn o algo parecido, o al menos eso dice la gente; yo no lo terminaría de creer pero su capa sí que es elegante.

Wanda Blake

Wanda es la razón por la que todo dolió tanto para Al — dulce, humana y trágica, la figura ausente que pesa como una losa pero también como un recuerdo cálido. Era esposa, amiga, y si te gustan las contradicciones: fuerte en decisiones pequeñas pero totalmente vulnerable a las grandes; eso la hace real. Su muerte es un motor emocional que nunca queda limpio, y cuando aparece en sueños o recuerdos te parte el corazón aunque intentes ser duro. Pequeño dato: creo que tenía un gusto horrible por las plantas de interior (o tal vez lo soñé), pero vaya que su personalidad era más grande que cualquier maceta.

Sam Burke

Sam es el poli de la vieja escuela: ruidoso, directo, con chistes malos y una especie de código que nadie más comprende pero que funciona… a su manera. Es el compañero humano que no se asusta de lo sobrenatural (o finge no hacerlo), protege a los que le importan y culpa a todo el mundo cuando las cosas van mal. Tiene corazoncito en el fondo y, no sé por qué, siempre imagino que tiene cajas de donas en la patrulla; es cliché, pero le pega. A veces parece un tipo duro sin matices y otras veces se le cae la máscara al mínimo detalle y te sorprende; por eso lo adoro.

Gareb

Gareb es ese personaje oscuro y un poco esquivo que aparece y dices “¿qué hace aquí?” — tipo mercenario o criatura del otro lado según quién cuente la historia. No habla mucho, mira demasiado y tiene una presencia que te pone nervioso; como el vecino que siempre aparece cuando tuviste un mal día, pero con cadenas y tatuajes raros. Es el comodín: puede ser amenaza, aliado o incógnita dependiente del capítulo y de la iluminación; yo juraría que robó algo importante una vez, o tal vez solo lo soñé. Tiene un aire de “no confíes pero míralo de todos modos”, y esa mezcla funciona extrañamente bien.

Jason Wynn

Wynn es el tipo que sonríe con una mano extendida mientras te inserta una cuchilla por la espalda — político, manipulador, cerebro corrupto; el villano en traje que organiza todo desde una oficina con mucha madera. Es responsable de cosas feas (muy feas) y siempre parece tener contactos por donde respiras; además le encantan los cigarros — o al menos le encanta la imagen, ya sabes, el cliché del malo elegante. Frío, calculador y con moral a la carta, hace que cualquiera se pregunte si hay algún límite para su ambición. Y aunque lo odies, hay que admitir que es admirablemente eficiente en ser un villano; ¿eso lo hace interesante? Sí.