Sobre The Owl House en pocas palabras:

The Owl House es una serie animada que sigue las aventuras de Luz, una adolescente que descubre un portal a un mundo mágico llamado El Bosque Embrujado. Allí, se hace amiga de una bruja rebelde llamada Eda y un demonio adorable llamado King. A medida que Luz aprende magia y se sumerge más en el mundo mágico, descubre que hay fuerzas oscuras que amenazan la paz y la seguridad de sus nuevos amigos. Con humor, acción y un toque de oscuridad, The Owl House es una emocionante serie para toda la familia.

Conoce a los personajes de The Owl House

Luz

¡Luz es pura energía y encanto torpe! Curiosa hasta la médula, se lanza a lo desconocido con una mezcla de valentía y completamente ingenua confianza — a veces parece que no piensa, otras veces está tres pasos por delante pero nadie lo nota. Humanita en un mundo de brujas, quiere aprenderlo todo y tiene un cajón lleno de stickers raros y notas garabateadas (sí, a veces olvida dónde deja las llaves pero recuerda hechizos complejos). Es optimista y a veces demasiado optimista, se mete en líos pero también los arregla con creatividad y mucha empatía; ah, y le encanta dibujar en los márgenes de los libros, aunque dibuje fatalmente bien de vez en cuando.

Eda

Eda es la leyenda ambulante del Boiling Isles: rebelde, feroz y encantadoramente caótica. Vive contra las reglas, tiene un pasado complicado y una risa que puede llenar una habitación (o espantarla, depende del día), y sí, guarda objetos extraños en su abrigo como si fuera una versión bruja de Mary Poppins. Es dura y a veces desagradable, pero cuida a los que quiere de una forma torpe y protectora — además, tiene una habilidad para meterse en problemas que es casi artística. Tiene manías raras (colecciona tazas de té con grietas, por ejemplo) y contradicciones: se niega a ser llamada “madre”, pero no se corta en dar sermones nocturnos o en preparar remedios a escondidas.

King

King es ese pequeñísimo jefe con complejo de gran tirano y corazón de peluche; se proclama Rey de los Demonios y luego se pone a llorar porque su corona está torcida. Es chistoso, teatrero y un poquito manipulador (en el mejor sentido), pero también muestra momentos de profunda inseguridad que lo hacen sorprendentemente entrañable. Le encanta asustar a la gente y luego pedir abrazos; colecciona miniaturas y dulces, y a veces habla como si tuviera un plan malvado pero en realidad solo quiere jugar. No es siempre coherente —un día se cree temible, al siguiente se espanta de su propia sombra— y esa mezcla lo vuelve imposible de no querer.