Sobre Angels of Death: Satsuriku no Tenshi en pocas palabras:

Angels of Death: Satsuriku no Tenshi es una serie de anime basada en un videojuego del mismo nombre. La historia sigue a Rachel Gardner, una joven de 13 años que despierta en un extraño edificio sin recordar cómo llegó allí. Allí conoce a Zack, un asesino en serie que le promete ayudarla a escapar si ella lo ayuda a encontrar una salida. Juntos, enfrentan a diferentes asesinos mientras intentan escapar del edificio. La serie es oscura y llena de violencia, pero también tiene momentos de humor y amistad entre los dos personajes principales.

Conoce a los personajes de Angels of Death: Satsuriku no Tenshi

Rachel Gardner

Rachel es esa niña pálida y silenciosa que te mira como si supiera más de lo que dice — y en verdad, probablemente lo sabe. Tiene una calma escalofriante pero de vez en cuando suelta comentarios extraños y adorables que te rompen el corazón, o te hacen pensar que no sabes nada; no sé, es raro. Le gusta coleccionar cosas pequeñitas (muñecos, papeles, notas) y al mismo tiempo jura que no le interesan los objetos, lo cual suena contradictorio pero encantador. Es como una mezcla de muñeca de porcelana y detective agotada, súper misteriosa pero con pequeños destellos de humor negro.

Isaac Foster

Isaac, alias “Zack”, es pura furia con una sonrisa torcida y una motosierra (o una herramienta afilada, depende de la versión); literalmente impredecible y bestial, pero también tiene una lealtad extraña y casi tierna hacia quienes considera su gente. Es ruidoso, violento y a veces torpe, pero ojo: no confundas torpeza con debilidad — sabe exactamente lo que hace, o al menos eso cree, je. De vez en cuando canta o tararea, lo cual es completamente inquietante y genial al mismo tiempo; también tiene un lado sorprendentemente sentimental (sí, en serio). Es el tipo de personaje que entra a una habitación rompiendo todo y luego te trae una taza de té rota como ofrenda, ¿entiendes?

Daniel Dickens

Daniel es ese tipo que parece salido de un libro gótico: elegante, maniático, con gustos raros por las reglas y los rituales; cuando habla, todo suena medido y teatral. Tiene una obsesión con el orden y las “historias perfectas”, pero luego hace cosas horribles que rompen cualquier idea de perfección — muy hipster de la maldad, por así decirlo. A ratos es encantador, en otros momentos da escalofríos porque ríe cuando no debes reírte; me recuerda a un maestro que realmente odia a sus alumnos, pero con gusto por los sombreros (o quizá fue un reloj, no estoy seguro). En fin, es sofisticado, impredecible y peligrosamente romántico en su propia cabeza.

Edward Mason

Edward tiene ese aire de médico/gerente de hospital antiguo: calma clínica, sonrisa cortés y un gusto por procedimientos exactos (y por los jarrones con flores vintage, ¿tal vez?). Es frío en los momentos en que debes sudar, meticuloso hasta el extremo y con una paciencia que asusta; sin embargo, a veces se enciende como si fuera un volcán y pierde todo control — contraste adorable y aterrador. Le gustan las listas y la puntualidad, pero también guarda algún secreto cursi (no preguntes, creo que colecciona posavasos). Es el tipo que te examina y te habla como si fueras una pieza de museo, pero luego te ofrece galletas caseras inexplicablemente buenas.

Catherine Ward

Catherine es teatral, enigmática y con una risa que, si la oyes en el pasillo, sabes que algo va a pasar; le encanta manipular situaciones como si fueran piezas de ajedrez. Se viste como si fuera a una fiesta eterna — elegante y un poco excesiva — y tiene un talento especial para detectar debilidades ajenas (lo que la hace increíblemente peligrosa). A veces actúa como si todo fuera un juego y otras veces te mira con una seriedad que congela, así que no te fíes demasiado, aunque confieso que a veces hace chistes malos que me humedecen los ojos de risa. En resumen: encantadora, venenosa y con un repertorio de frases dramáticas que usar en momentos inapropiados.

Abraham Gray

Abraham parece el tipo sabio y viejo, pero con músculos y un pasado que pesa; habla poco, observa mucho, y cuando decide moverse todo encaja — sí, el clásico silencioso que rompe la mesa si hace falta. Tiene principios fuertes, un sentido del honor curioso y a veces actúa como mentor caótico, aunque no siempre tiene paciencia para sermones largos (cof, cof). Le interesan los puzzles y las tácticas, o al menos eso dice; también recoge colillas de cigarro por costumbre extraña, o quizá sólo es que le gustan los fósforos, no lo recuerdo bien. Es sólido, un poco contradictorio y exactamente el tipo de presencia que da seguridad… hasta que no la da.