Sobre Anohana: The Flower We Saw That Day en pocas palabras:

Anohana: The Flower We Saw That Day es un anime que sigue la historia de seis amigos de la infancia que se separaron después de la muerte de su amiga en común, Menma. Cinco años después, Jintan, el protagonista, comienza a ver el espíritu de Menma y se da cuenta de que ella tiene un deseo que no puede cumplir sin la ayuda de sus amigos. A medida que el grupo se reúne para ayudar a Menma, se enfrentan a sus propios problemas y secretos del pasado. La serie es una conmovedora exploración de la amistad, el dolor y el crecimiento personal.

Conoce a los personajes de Anohana: The Flower We Saw That Day

Jinta “Jintan” Yadomi

Jintan es ese amigo que parece eternamente perdido en su sudadera (sí, siempre la sudadera) pero que en realidad lleva un mapa enorme de culpa y recuerdos en la cabeza. Introvertido, terco, y a veces increíblemente infantil — no creas que no se queda haciendo monerías cuando recuerda algo de la infancia — pero también con una determinación sorprendente cuando hay que ayudar. Tiene un humor seco que aparece cuando menos lo esperas y una vulnerabilidad que te rompe el corazón, aunque él lo niegue con un gruñido. Oh, y cree que no le gustan los grupos grandes, aunque secretamente añora lo contrario; siempre confundido y adorable.

Meiko “Menma” Honma

Menma es un torbellino de luz y confusión, dulce hasta casi doler y con esa sonrisa que parece pegada a la eternidad. Es inocente pero no tonta; tiene deseos sencillos (helado, paseos, que la gente se entienda) y también un misterio enorme que tira de todos como imán. A veces es dispersa y media olvidadiza — sí, literal, se olvida de cosas importantes a veces — y a la vez su presencia calma y desordena al mismo tiempo. No puedo evitar mencionarlo: es la razón por la que todos se pelean, se reconcilian y se curan, y además guarda una ligera manía por las coronas de flores.

Naruko “Anaru” Anjo

Anaru parece la chica popular en la superficie, con su aire moderno y esa risa que suena fácil, pero por dentro es pura contradicción: insegura, celosa y terriblemente leal. Le cuesta decir lo que siente, y cuando lo hace tiende a enredarlo todo — dramática y sensible, ok, un poco culpable también— pero no por eso deja de intentar sostener a los demás. Tiene un sentido práctico que a veces raya en dura, aunque en secreto se muere por ser comprendida y cuidar a la gente (oye, ella también colecciona cositas, no todo es Instagram). Me encanta que sea humana hasta en los defectos; se equivoca, se arregla, y de verdad intenta mejorar.

Atsumu “Yukiatsu” Matsuyuki

Yukiatsu es la mezcla perfecta de genio resentido y alma a la deriva — brillante, controlador y con un orgullo que a veces roza lo teatral. Te da con frialdad intelectual, pero debajo hay un tsunami de celos, nostalgia y un amor que no sabe cómo pedir perdón; dramático, sí, un poquito loco, en el buen y en el mal sentido. Tiene manías extrañas (diarios, imitaciones, y sí, un peinado impecable que jamás admitiría que le importa), y a menudo confunde cariño con posesión. Es difícil no quererlo y reñirlo al mismo tiempo; un personaje que hierve por dentro aunque parezca siempre compuesto.

Chiriko “Tsuruko” Tsurumi

Tsuruko es esa amiga fría en la primera mirada pero tremenda guardiana de secretos; calculadora, serena y con un intelecto que corta como bisturí. No es de grandes gestos, ella ama la precisión y prefiere la lógica antes que lágrimas (pero shh, a veces llora en silencio, lo juro). Tiene un sentido del deber casi implacable y un sarcasmo sutil que aparece cuando menos lo esperas; colecciona datos, rotuladores y pequeñas teorías sobre el futuro. Es profundamente leal aunque lo exprese con gestos mínimos; un corazón enorme escondido tras gafas y respuestas medidas.

Tetsudo “Poppo” Hisakawa

Poppo es pura energía cálida: hablador, enorme sonrisa y el tipo que se fue del pueblo para comerse el mundo (y volvió con mil historias). Es ruidoso y simple en apariencia, pero cargado de culpa, recuerdos y una ternura que sale sin querer; siempre listo para un abrazo o una anécdota absurda. Ama la comida, los viajes y contar chistes malos; a veces parece inmaduro pero también es el que más sufrió y el que más… escucha, en serio, escucha de verdad. Tiene una lealtad inquebrantable y un optimismo que contagia, aunque a veces se te quede mirando con melancolía, no sé, es complejo y perfecto.