Sobre Captain Tsubasa: Junior Youth Arc en pocas palabras:

“Captain Tsubasa: Junior Youth Arc” es una serie de anime que captura el corazón y el alma del fútbol juvenil, siguiendo a Tsubasa Ozora y sus compañeros de equipo mientras representan a Japón en el Torneo Internacional Juvenil en París. Esta serie es una continuación del viaje de Tsubasa, mostrando su crecimiento como jugador y como persona. Con nuevos rivales y desafíos en cada paso, la serie enfatiza los temas de trabajo en equipo, perseverancia y la búsqueda de los sueños, todo mientras ofrece emocionantes acciones de fútbol y juego estratégico que mantendrán a los espectadores al borde de sus asientos.

Conoce a los personajes de Captain Tsubasa: Junior Youth Arc

Tarou Misaki

Tarou es ese tipo de jugador que te hace sonreír sin querer; elegante con el balón y siempre buscando la jugada perfecta, aunque a veces se queda mirando demasiado la línea de banda como si recordara algo (o estuviera pensando en helado, quién sabe). Es el compañero ideal: inteligente, pausado, creativo, pero también puede lanzarse en una gambeta loca y sorprender a todo el mundo. Tiene un aura amable, un poco bohemia, y curiosamente a veces parece tímido y a la vez un poco presumido —confuso, lo sé, así es él—. Y ojo, rumor mío: colecciona camisetas viejas, pero jura que no es nostálgico; sí, claro.

Tsubasa Oozora

Tsubasa es la definición de prota luminoso: incansable, apasionado por el fútbol y con una capacidad para levantar al equipo que da miedo (en el buen sentido). Lidera con ejemplo —practica hasta que las piernas no responden— y tiene esa mezcla de humildad y ambición que te hace querer ser su amigo y su rival al mismo tiempo. Le encanta soñar en grande, tiene trucos que parecen planeados por otro planeta y, sí, también guarda recortes de partidos en una caja aunque diga que “no es coleccionista”. Pequeño detalle random: le brillan los ojos cuando habla de goles, literal, no exagero.

Juan Diaz

Juan es pura pasión mediterránea, fuego en la delantera y pura actitud; cuando entra en modo “ataque” parece que baila flamenco con el balón, cosa que es estéticamente genial y un poco exagerada. Es competitivo y dramático, pero fuera de la cancha es sorprendentemente tranquilo y quizás demasiado amigo de la siesta (y de las guitarras que nunca termina de aprender). Le encanta marcar la diferencia con tiros potentes y a veces impredecibles, y tiene ese típico encanto de tipo que no sonríe pero te cae bien. Ah, y me juró que no escucha música antes de jugar, pero siempre está tarareando algo… mentira piadosa, supongo.

Roberto Hongo

Roberto es el mentor clásico con un pasado de gloria; elegante, misterioso y con una habilidad para ver el juego que parece casi profética, como si pudiera leer el pase antes de que ocurra. Es serio pero no frío, da consejos que cortan como un bisturí y te hacen mejorar sí o sí; además tiene maneras de viejo entrenador con sorpresas modernas. Lleva siempre esa aura brasileña de técnica y estilo, y tiene manías raras (por ejemplo, siempre prueba cafés mínimos antes de un partido aunque dice “no me gustan los cafés fuertes”, claro). Y sí, tiene un lado humano enorme: se enoja, se preocupa, y a veces cuenta historias que no sé si son verdad, pero te las crees porque su voz te convence.

Kojirou Hyuuga

Hyuuga es puro fuego: orgullo, rabia controlada y un disparo que parece venido de un volcán; rival nato y tipo de mirada que intimida (en serio, te hace pensar dos veces si eres defensa). Es intenso, honesto hasta el punto de brusquedad, y le cuesta admitir cuando necesita ayuda —aunque por dentro tiene un corazón más grande de lo que él mismo admite. Tiene gestos dramáticos, frases cortas, y después lo encuentras alimentando a un gato callejero mientras niega haberlo hecho (lo hizo). Y ojo, llorará en anuncios sentimentales pero te dirá que fue “polvo en el ojo”, típico.

Ryou Ishizaki

Ryou es el amigo fiel que todos queremos tener: leal, trabajólico en la defensa y con una energía que a veces roza lo adorablemente caótico. No es el más talentoso del grupo pero compensa con valentía, sacrificio y comentarios absolutamente sinceros (y a veces rarísimos, tipo teorías conspirativas de los entrenadores). Tiene crisis de nervios pre-partido pero justo cuando se le necesita saca una jugada clave; lo amo por eso. Pequeño dato tonto: hace bentos para sus compañeros y suelen quemarse, pero insiste en que “es la receta”, no lo discutas.