Saltar al contenido

¿Qué personaje de ‘Noragami’ eres tú?

Si eres fanático del anime y te encanta el mundo sobrenatural, entonces no puedes perderte la serie Noragami. Esta historia te llevará a conocer a Yato, un dios menor que busca ganarse la fama y el reconocimiento de los humanos. A su lado, encontrarás a Hiyori, una joven que se ve envuelta en el mundo de los dioses y los espíritus después de un accidente. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué personaje de Noragami eres tú? ¡Descúbrelo ahora mismo con nuestro quiz! Haz clic en el botón Comenzar y responde las preguntas para descubrir si eres un dios, un espíritu o un humano en este universo mágico. ¡No esperes más y comienza el quiz!

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de Noragami eres tú?

Sobre Noragami en pocas palabras:

Noragami es una serie de anime que sigue la historia de Yato, un dios menor que busca convertirse en un dios popular y tener su propio templo. Con la ayuda de su arma sagrada, Yukine, y su amiga humana, Hiyori, Yato se embarca en misiones para ayudar a los espíritus y resolver problemas sobrenaturales. La serie tiene una combinación de acción, comedia y drama, y explora temas como la amistad, la identidad y la mortalidad. Noragami es una serie emocionante y conmovedora que cautivará a los fanáticos del anime y los nuevos espectadores por igual.

Conoce a los personajes de Noragami

Yato

Yato es ese dios rarísimo que promete cambiar el mundo por solo cinco yenes y un poco de carisma, en serio, ¿quién más? Es bocazas, superdramático y al mismo tiempo tiene un fondo tierno que te sorprende —o te explota en la cara—; a veces es héroe, otras sólo un trabajador freelance sin cliente. Tiene un pasado oscuro que asoma cuando menos te lo esperas y luego se pone a comer curry como si nada, no tiene sentido pero funciona. Ah, y colecciona trozos de papel o monedas, o juraría que es monedas… o pegatinas, no estoy segura, pero es rarito y me encanta.

Hiyori Iki

Hiyori es la amiga-pilar que no pide permiso para meterse en todo, valiente, directa y con un corazón enorme que se niega a rendirse. Se cae, se levanta, pierde el equilibrio literal y emocionalmente, y aun así te sostiene cuando estás fatal —y luego te regaña por llorar, claro, porque es humana. Es curiosa y cabezota, a veces súper práctica y otras poética sin aviso, como si tuviera dos manuales que usa a conveniencia. Pequeño detalle: siempre intenta organizarlo todo pero olvida su móvil en el sitio más ridículo, típico Hiyori.

Yukine

Yukine es el adolescente hecho arma, brusco y vulnerable en la misma respiración; se enfada, hace tonterías, y de repente te muestra una madurez que te deja sin palabras. Tiene esa mezcla de inocencia y culpa que pesa como plomo, y ves cómo crece a golpes —literal y emocionalmente—, es doloroso y precioso. Es terco, egoísta a veces, generoso otras, come cosas que no pegan con su personalidad adulta (pienso en ramen a las tres de la madrugada), y está siempre en conflicto consigo mismo. Honestamente, lo odias, lo perdonas y lo adoras en el mismo episodio, no hay término medio.

Bishamonten

Bishamonten es impresionante y aterradora, una guerrera con línea de mando impecable y un ejército de shinki que la siguen casi por miedo-respeto-amor (las tres cosas), es autoridad pura. Tiene un código, reglas y castigos y aún así se permite pequeños caprichos —soy serio, la verías comprando dulces con cara de general en prácticas—; orgullosa hasta el hueso, pero no tonta. Se nota que carga con muchas pérdidas, hay dureza en su mirada y un rastro de humanidad que aparece en momentos raros y preciosos. Y sí, es un poco maniática del orden, aunque a veces tira todo por la ventana si lo decide, contradicciones everywhere.

Kofuku

Kofuku es caos envuelto en una sonrisa, la diosa de la pobreza y de las bromas malas que igual te regala un abrazo cuando menos lo esperas; risueña, traviesa y peligrosamente encantadora. Le encanta el drama, la diversión y sembrar pequeños desastres —pero luego se arrepiente en dos segundos, o eso dice—; tiene un sentido del humor que roza lo demencial y un cariño por la gente que no sientes con otros dioses. Cambia de humor con una velocidad alarmante y tiene manías raras tipo coleccionar objetos inútiles o perder la cartera mil veces aunque sea “la pobreza personificada” (irónico, lo sé). En fin, impredecible, adorable, un poco endemoniada y por eso la adoras.