Sobre Vinland Saga en pocas palabras:

Vinland Saga es una serie de anime y manga ambientada en la época de los vikingos en el siglo XI. La historia sigue a Thorfinn, un joven guerrero vikingo que busca venganza contra Askeladd, el hombre que mató a su padre. A medida que Thorfinn se involucra en la guerra entre Inglaterra y Dinamarca, comienza a cuestionar su propia moralidad y su deseo de venganza. La serie presenta una animación impresionante, personajes complejos y una trama emocionante llena de acción y drama.

Conoce a los personajes de Vinland Saga

Thorfinn

Thorfinn es puro fuego contenido, un torbellino con ojos de niño que a veces parece olvidarse de respirar cuando habla de venganza. Es increíblemente silencioso y brusco, pero también se le da de forma inexplicable la contemplación —como si contara piedras cuando no puede dormir— y, sí, come cosas raras en el camino (¿setas? ¿guisos sospechosos?). Sus manos saben pelear mejor que su corazón, y aun así hay momentos en que uno jura que todavía queda un chaval que quería jugar con barcos de madera. A veces parece un animal herido, otras un samurái sin causa; confuso, mucho, pero imposible no mirarlo.

Askeladd

Askeladd es el maestro del sarcasmo y las sonrisas peligrosas; lista, astuta y con esa mezcla tóxica de cariño y manipulación que te hace querer abrazarlo y golpearlo a la vez. Tiene códigos raros (y una mitología personal que menciona a su madre como si fuera una epopeya) y es capaz de planear doscientos movimientos por delante mientras toma té tranquilamente. Es padre, enemigo y maestro a la vez, con un gusto por los juegos mentales y una tristeza que a veces asoma en un silencio demasiado largo. Lo amo/lo odio, y juro que a veces le da por escribir poesía en secreto —no sé si es verdad, pero me encanta imaginarlo así.

Bjorn

Bjorn es ese tipo pragmático que siempre tiene una herramienta a mano y un comentario seco en la punta de la lengua. No es de muchos fuegos artificiales, más bien el tipo que te arregla el barco y te lanza una mirada que lo dice todo; leal hasta las muelas pero con un humor raro, casi como si no se diera cuenta de que es gracioso. Dicen que no lee novelas, pero lo veo tarareando cosas por la noche (o quizá era un pájaro, no sé). En batalla es sólido, y fuera de ella es el que ordena las cosas; menos flash, más eficacia.

Thors

Thors es la figura legendaria: gigante con manos de oso y ojos de padre que siempre tratan de evitar la pelea… y aun así fue el mejor guerrero, sí, esa contradicción lo define. Es humilde como pocos, amante de la paz, pero con un pasado que te golpea si te descuidas; hablamos de alguien que sonríe mientras se le nota el peso de todo lo vivido. Le encantan los niños y los buenos guisos, y jura que prefiere la pesca tranquila, aunque después se queda practicando con la espada como un niño. Es la clase de personaje que te hace preguntarte qué fue lo que lo cambió y por qué su idea de honor es tan fuerte.

Thorkell

Thorkell es absolutamente desmesurado y te lo grita con una carcajada de trueno: ama las batallas como quien colecciona medallas, pero es sorprendentemente infantil en su forma de disfrutar las cosas. Se aburre fácilmente si no hay pelea, pero ojo, tiene una ética rarísima: respeta a los rivales dignos y puede compadecerse de un enemigo como si fuera su primo perdido. Le gustan las cosas grandes —armas, risas, cerveza— y sin embargo hay momentos en que lo verías cuidando una flor pequeñita por capricho (sí, suena ridículo pero me lo imagino). Es brutal y encantador a la vez, una especie de oso gigante con códigos.

Canute

Canute empieza frágil y casi tímido pero se va transformando en algo escalofriante: inteligencia fría, ambición con halo religioso y una calma que asusta. Tiene esa mirada de quien está calculando reinos como si jugara ajedrez, y al mismo tiempo puede recitar pasajes bíblicos como si fuera a cantar una nana —contrastes intensos, me fascina. Su evolución de príncipe asustado a monarca implacable es de esas que te dejan sin aliento; lo más inquietante es que lo hace todo con una calma y elegancia horripilantes. Si te fijas, a veces canta bajito para calmarse —o eso creo—, y eso lo hace aún más raro.

Leif

Leif es el alma aventurera, el tipo que no para quieto y siempre está con el ojo en el horizonte, contando historias de mares lejanos como si fueran chismes de taberna. Aventurero nato, pero también práctico y con sentido común: negocia, explora, y siempre tiene una anécdota ridícula que no sabes si creer. Dice que se guía por las estrellas pero luego se ríe de sus propios mapas porque “el viento cambió” (yeah, típico Leif). Es cálido, curioso y, a veces, un poco despistado con los detalles domésticos —pero oye, te lleva a ver tierras nuevas.

Einar

Einar es el corazón honesto del grupo esclavo: atento, trabajador y con una bondad que pesa pero que no es blanda; resiste mucho y tiene una paciencia sorprendente. Le encanta comentar la vida con Thorfinn, a veces con un humor seco que te hace reír a escondidas, y tiene una visión del mundo simple pero muy firme. No le molan las peleas innecesarias, aunque si lo provocas te devuelve el golpe con una eficacia que no esperabas; es más poeta de lo que aparenta, creo. Es el amigo que te hace sentir humano otra vez, y eso vale oro.

Hild

Hild es pura intensidad concentrada: pequeña, afilada y con una mirada que dice “no me subestimes”, todo ello envuelto en una calma glacial cuando planea venganza o estrategia. Es estratega y cazadora a la vez, tiene paciencia infinita para esperar el momento perfecto y una especie de cariño secreto por los animales (sí, por curiosidad los alimenta cuando nadie mira). Puede parecer callada y fría, pero cuando se enciende es imparable; y lo divertido es que a veces se pone a hacer trenzas o recoger flores como si fuera normal —pequeños gestos que la humanizan mucho. Es letal y adorable, en ese orden confuso.

Garm

Garm es un tipo rudo, de esos que te miran y ya sabes que las cosas se van a poner feas; tiene esa sonrisa ancha que asusta y una lealtad terrible (en el buen sentido y en el malo). Es directo, violento cuando hace falta, pero sorprendentemente sentimental con ciertos recuerdos antiguos —como si guardara cartas en un bolsillo roto. No es muy dado a la sutileza, aunque a veces hace comentarios filosóficos y todo el mundo se queda pensando “¿eso lo dijo él?” —cosa que me mata de risa. En resumen: bruto, fiel y con un corazón escondido detrás de una armadura poco cómoda.