Sobre Darling in the Franxx en pocas palabras:

Darling in the Franxx es una serie de anime de ciencia ficción que se desarrolla en un futuro distópico en el que la humanidad está al borde de la extinción debido a la aparición de criaturas gigantes conocidas como Klaxosaurs. Los jóvenes pilotos, conocidos como Parásitos, deben pilotar los Franxx, robots gigantes, para luchar contra los Klaxosaurs. La serie sigue la historia de Hiro, un joven piloto que se une a un equipo de Parásitos y se enamora de su compañera de equipo, Zero Two, una misteriosa chica con cuernos. La serie explora temas como la identidad, el amor, la sexualidad y la supervivencia en un mundo post-apocalíptico.

Conoce a los personajes de Darling in the Franxx

Hiro

Hiro es el prototipo del héroe un poco perdido pero con el corazón ENORME; siempre soñando, siempre pensando que puede arreglarlo todo si solo encuentra la pieza correcta (y a veces esa pieza es un pastel, en serio, lo vi comer uno como si fuera un ritual). Tiene una determinación tranquila que desarma a la gente, pero también dudas enormes que aparecen en los peores momentos —es adorable y desesperante a la vez—. Su relación con Zero Two lo cambia todo y lo hace a la vez valiente y terriblemente terco. A veces parece casi mágico y otras se queda atascado en memeces infantiles, así que nunca sabes si te dará la mayor inspiración o un abrazo torpe.

Ichigo

Ichigo es la líder natural que siempre parece llevar el peso del mundo en los hombros (y probablemente lleva también un cuaderno con horarios y listas, no lo cuestiono). Es responsable, directa y con un nivel de celos que te hace pensar que en el fondo es muy humana —no la confundas con fría, solo tiene estándares altos y un código propio—. Tiene un lado tierno que solo aparece cuando nadie la mira, tipo cantar en la cocina a las tres de la mañana o regañar a alguien con cariño exagerado. A veces actúa con mano firme y al minuto siguiente comete un error mega tonto; eso la hace real, vaya.

Miku

Miku es puro nervio y actitud, esa amiga que grita en las peleas pero también te trae ramen a las tres de la mañana; es desfachatada, le encanta causar caos y a la vez tiene una lealtad feroz. Coquetea, juega, hace bromas y a veces parece no tomarse nada en serio, pero no te equivoques: cuando hay que pelear, aparece la versión concentrada y casi peligrosa. Tiene manías raras (colecciona pegatinas de gatos pero jura que odia los felinos, ¿cómo?). Hay una dulzura escondida debajo de toda esa energía, y a veces te sorprende con un gesto suave que no esperabas.

Kokoro

Kokoro es la expresión viva de la ternura con ideas de familia escritas en el alma; es maternal, soñadora y sorprendentemente valiente cuando la situación lo exige. Siempre habla de criar niños y de un jardín ideal (sí, imagina plantas y galletas caseras) y eso la hace extraordinariamente humana en un mundo roto. Tiene un trasfondo triste que le da peso a su sonrisa y un compromiso con los demás que roza lo heroico —aunque a veces se confunda y sea indecisa, porque también es terriblemente humana—. Y, curioso, parece tanto la enfermera del grupo como la conspiradora secreta que guarda recetas antiguas que nadie más entiende.

Ikuno

Ikuno es la tímida y brillante del grupo, la que observa todo desde una esquina y recuerda detalles absurdos que luego suelta en el momento perfecto (o totalmente inapropiado, que también pasa). Es sensible, reflexiva y tiene un núcleo de melancolía que a veces la vuelve inexpresiva, pero cuando se abre, sus palabras te pegan como daga. Tiene intereses nerds como recopilar fragmentos de canciones o probar cafés raros a las tres de la tarde; a la vez puede ser increíblemente directa con lo que siente —confuso pero real—. A veces parece distante y a la vez obsesiva con pequeñas cosas, lo que la hace emocionante y a veces frustrante.

Zero Two

Zero Two es un torbellino con cuernos: feroz, seductora, peligrosa y extrañamente vulnerable; la ves y es imposible no prestarle atención. Tiene una mezcla de niña traviesa y guerrera milenaria que te deja sin aire; domina la escena aunque su objetivo sea complicado y muchas veces contradictorio (quiere cariño y a la vez lo destroza). Es impulsiva, juguetona, agresiva y luego se derrite por un gesto mínimo de ternura —a veces odia los dulces, a veces los devora; no le preguntes—. Es trágica, icónica, y su presencia transforma a todos los demás, para bien o para desastre.

Zorome

Zorome es el gritón del grupo que quiere ser adulto pero todavía colecciona figuritas; es ruidoso, impulsivo y con un orgullo enorme (y una boca aún más enorme, literal y figurativamente). Le encanta la jerarquía y la autoridad, pero también es sorprendentemente leal y protector con los suyos, incluso si eso implica admitir que lloró viendo algo cursi (¡no lo admitirá nunca!). Tiene un corazón enorme escondido detrás del bravuconeo y, por alguna razón, una afición inexplicable por los utensilios de cocina raros. A veces actúa como si supiera todo y otras se atraganta con sus propias decisiones, lo que lo hace, bueno, muy entretenido.

Mitsuru

Mitsuru es el serio y complicado, cara de pocos amigos pero con tornado interno; siempre se ve frío pero por dentro es un lío de inseguridades y deseos que no sabe expresar bien. Es competitivo, eficiente y a veces cruel por accidente, porque no maneja bien la ternura ni las palabras románticas (pero luego escribe cosas cursis en secreto, sí, lo imagino). Tiene un pasado que pesa y un sentido del deber que lo obliga a hacerse fuerte, aunque eso le cueste. Y ojo, puede ser el tipo que guarda una lista de poemas manuscritos y además come helado de coliflor a medianoche (o eso me gustaría creer).

Futoshi

Futoshi es el oso tierno del grupo: gigante, amable, y con un hambre que parece no acabar nunca (si hay buffet, ya está en la entrada haciendo amistad con la comida). Es protector, empático y capaz de sacrificios inmensos por los amigos, pero también tiene una inseguridad adorable que le da mucha humanidad. A veces es torpe y sensible, y otras sorprendentemente firme cuando hace falta —es un equilibrio raro y maravilloso—. Tiene manías dulces como arreglar juguetes rotos o escribir recetas en servilletas; contradictorio, sí, pero totalmente entrañable.