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¿Qué personaje de ‘Babylon 5’ eres tú?

¡Bienvenido al quiz ¿Qué personaje de 'Babylon 5' eres tú?! Si eres fanático de esta icónica serie de ciencia ficción, entonces este es el lugar perfecto para ti. A través de este quiz, podrás descubrir qué personaje de la serie se asemeja más a tu personalidad y estilo de vida. ¿Te identificas con el líder valiente y astuto, el diplomático inteligente y astuto, o el guerrero feroz y leal? ¡Solo hay una manera de averiguarlo! Desplázate hacia abajo y haz clic en el botón Comenzar para comenzar el quiz. ¡Que la suerte esté de tu lado!

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de Babylon 5 eres tú?

Sobre Babylon 5 en pocas palabras:

Babylon 5 es una serie de televisión de ciencia ficción que se desarrolla en el siglo XXIII. La trama sigue la historia de la estación espacial Babylon 5, un lugar de encuentro para las diferentes razas del universo. La serie explora temas como la política, la religión, la guerra y la tecnología. Los personajes incluyen al comandante de la estación, John Sheridan, el embajador alienígena, G’Kar, y la telepática, Lyta Alexander. La serie también presenta una trama de fondo, la guerra entre las fuerzas de la luz y las sombras, que se desarrolla a lo largo de las cinco temporadas. Babylon 5 es conocida por su compleja narrativa y personajes bien desarrollados.

Conoce a los personajes de Babylon 5

Lennier

Lennier es ese personaje que te da ganas de abrazarlo y darle un manual de etiqueta al mismo tiempo, serio, leal hasta el exceso y siempre atento a las tradiciones minbari —pero ojo, no es un muñeco de protocolo, también tiene momentos rarísimos de rebeldía que sorprenden. Siempre parece estar tomando notas (literalmente, le encanta anotar cosas pequeñas, a veces hasta fechas de estrellas que nadie recuerda), y tiene una paciencia que parece inagotable… hasta que se le acaba, y cuando eso pasa, ¡uf! se pone firme, muy firme. Es tímido pero intenso, con una lealtad casi dolorosa hacia quienes ama; a veces romántico, a veces demasiado diplomático, y sí, creo que alguna vez coleccionó plumas. Ah, y tiene un sentido del deber tan grande que dejas de pensar en sus equivocaciones y empiezas a admirarlo, aunque también puede ser terriblemente testarudo en cosas pequeñas.

Michael Garibaldi

Garibaldi es el corazón endurecido de la estación: sarcástico, protector, y con un radar para problemas que roza lo ridículo; si algo huele mal en Babylon 5, él ya lo sabe (y probablemente lo arregló a golpes). Tiene un pasado de adicciones y secretos, y eso lo hace peligroosamente humano —se enfurece, se teme y luego se arrepiente, a veces en cuestión de minutos, a veces nunca, depende del día y del café. Es leal de forma obstinada (a su manera, con chistes y empujones), y además es muy hábil con la tecnología y el contrabando, sí, contradicción viviente. Tiene un humor negro que te hace reír y luego sentir culpa; y aunque intente disimularlo, es sentimental con sus amigos, lo juro, es complicado y eso lo hace genial.

Londo Mollari

Londo es puro drama y ego con un corazón que parece pequeño hasta que explota con orgullo; adorador de la cortesía centauri y de los fuegos artificiales (metafóricos y literal, creo), vive para los grandes gestos, la política y la bebida, aunque a veces bebe por cabeza y por culpa. Es ambicioso hasta el cansancio y eso lo mete en líos enormes, pero también tiene momentos de una ternura inesperada —y sí, puede ser cruel y adorable en la misma escena. Ama los discursos floridos, los sombreros curiosos (sí, coleccionista de sombreros o eso me parece) y las comparaciones dramáticas con su propia grandeza; después se le nota la culpa en los ojos, lo cual es trágico y medio simpático. A veces parece un villano de opera, otras veces un viejo amigo que no sabe pedir perdón; en cualquier caso, imposible aburrirse con Londo.

G’Kar

G’Kar es fuego y sabiduría en estado puro: un guerrero convertido en profeta, un tipo que te lanza una frase que te revuelve por dentro y, cinco minutos después, te hace reír con un chiste seco. Pasional hasta lo insospechado, fue revolucionario, sufrió, aprendió y terminó hablando de paz como si estuviera recitando poesía de bar improvisada; crece tanto que te sorprende cómo cambia su voz a lo largo de la historia. Es rencoroso pero sorprendentemente compasivo, culto pero con manos de campesino que trabajan la tierra (seguro tiene una planta favorita, o al menos eso creo), y guarda pequeñas curiosidades, como coleccionar objetos que otros considerarían basura. A veces es contradictorio (furioso y dulce, filósofo y práctico) y eso lo hace real, te dan ganas de escucharlo hablar toda la noche con un té —o, no sé, con un estandarte.

Vir Cotto

Vir es el meme-viviente de la corte centauri pero en el buen sentido: torpe, dulce, con una sonrisa que desarma y una lealtad que te deja sin palabras; parece despistado y a la vez es más observador de lo que admite. Es el tipo que admite sus errores, que vacila al tomar decisiones grandes y luego actúa con una valentía inesperada; te hace reír con su nerviosismo (ese risa-titubeo raro) y te conmueve cuando decide plantarse por lo que es correcto. Tiene una bondad práctica y una humildad que lo hacen entrañable; a veces lo ves como un bufón, otras como la conciencia moral del lugar, y ambas cosas pueden ser verdad a la vez. Además, hay algo adorable en sus rarezas (calcetines que no coinciden, una colección de pequeñas figurillas o un hábito de tararear canciones raras), y por eso lo quieres aunque te saque de quicio.

Dr. Stephen Franklin

Franklin es el médico que carga con la ética en el pecho y las ojeras en la cara: profesional, apasionado por salvar vidas y con una paciencia que se le agota ante estupideces políticas, lo cual lo hace francamente humano y a veces brutalmente honesto. Tiene un sentido del deber que lo quema, porque decide entre salvar un paciente o sacrificar principios y eso lo persigue, además de un humor seco que suelta en momentos totalmente inapropiados. Es cariñoso con sus pacientes, pero guarda una dureza defensiva —y sí, disfruta de pequeños placeres: café fuerte, música tranquila, tal vez un libro de medicina antigua que le encanta mostrar aunque nunca lo termine. A ratos parece distante, luego se queda hasta el final, y esa contradicción lo vuelve imprescindible y tocable a la vez.

Delenn

Delenn es puro misterio con cara de sabiduría ancestral: líder, espiritual y brutalmente firme cuando hace falta, a la vez madre de su pueblo y estratega política como pocas; cambia las reglas y las expectativas, y aún así te parece la opción más natural en la sala. Tiene una calma que intimida y una ternura que se filtra en gestos pequeños —y sí, en algún punto se transforma (no lo explotes demasiado, pero cambian un montón de cosas, ya sabes) y eso la vuelve casi mítica. Habla en proverbios, medita, y de repente suelta un chiste que nadie vio venir; colecciona incienso o té, no sé, pero le va todo lo ritual —aunque también puede perder la paciencia por algo muy humano, como cualquier otra persona. Es imponente y cercana a la vez, una mezcla que te obliga a escucharla y, al mismo tiempo, a querer defenderla con uñas y dientes.