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¿Qué personaje de ‘Gotham’ eres?

Si eres fanático de la serie 'Gotham', seguramente te has preguntado en más de una ocasión qué personaje de la serie eres. ¿Serás el valiente detective Jim Gordon, el astuto Pingüino o el siniestro Joker? ¡Descúbrelo ahora mismo con nuestro quiz! Este test te permitirá conocer qué personaje de 'Gotham' se ajusta más a tu personalidad y características. ¿Listo para descubrirlo? ¡No esperes más y haz clic en el botón Comenzar para comenzar el quiz!

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de Gotham eres?

Sobre Gotham en pocas palabras:

Gotham es una serie de televisión y un anime que se centra en la ciudad ficticia de Gotham y en la vida del joven detective James Gordon. La serie sigue la vida de los villanos más icónicos de Batman, como el Joker, el Pingüino y Catwoman, mientras se desarrollan en una ciudad corrupta y peligrosa. La serie también explora la vida de Bruce Wayne, el futuro Batman, y su lucha por superar la muerte de sus padres. Gotham es una serie emocionante y llena de acción que ofrece una visión única del mundo de Batman.

Conoce a los personajes de Gotham

James Gordon

James es ese detective terco que insiste en creer que Gotham puede salvarse, incluso cuando todo le grita lo contrario. Tiene una moral a prueba de bombas y, aún así, a veces toma atajos que lo traicionan —lo cual lo hace humano y dolorosamente real—. Le gusta el orden en el caos (irónico porque su escritorio siempre parece una escena del crimen), y jura por su madre que canta en la ducha aunque su voz sea terrible. Se nota que no es de los que rinden culto al poder: prefiere la justicia, aun cuando cuesta demasiado.

Selina Kyle

Selina es puro sigilo y ternura afilada: ladrona, gata y niña callejera que sabe exactamente cuándo desaparecer y cuándo volver para robarte el corazón (literalmente, a veces). Es independiente hasta el punto de la arrogancia pero tiene momentos de blanda compasión con los que considera “su gente” —y sí, a veces adopta gatos, o se roba un par de botas porque le gustaron. Ama la libertad y odia las reglas, aunque secretamente coleccione botones raros o cartas antiguas —no lo sabemos, lo imagino—. Siempre en movimiento, rápida, con una sonrisa que oculta mil cicatrices.

Harvey Bullock

Harvey es el policía gruñón que quieres en el bando contrario de los villanos y, honestamente, a veces también en el tuyo si lo necesitas (y si le das café). Se presenta duro, fumador empedernido del cinismo, pero en el fondo es leal hasta más no poder; protege su gente con uñas y dientes, y con malas palabras. A veces es torpe, otras sorprendentemente perspicaz, y tiene un sentido del humor que solo entiende él —o su vieja radio de jazz—. Tiene un apartamento desordenado, plantas que milagrosamente vive, y una sorprendente habilidad para resolver caos con un tirón de orejas.

Oswald Cobblepot

Oswald —el Pingüino— es pura ambición vestida de traje impecable y paraguas con secretos. Calculador, teatral y con un amor extraño por el control, te puede ofrecer una taza de té y luego traicionarte con una sonrisa; y sí, llora en soledad a veces, lo que lo hace espantosamente humano. Le encantan los pájaros (o eso dice), las pastelerías finas y los detalles exagerados; colecciona miniaturas, figuritas o pequeñas puñaladas simbólicas, quién sabe. Es adorable y aterrador al mismo tiempo, como un muñeco de porcelana con colmillos.

Bruce Wayne

Bruce es la mezcla de tragedia clavada en el pecho y disciplina feroz: millonario que entrena hasta la sangre para no ser solo una víctima otra vez. Tiene un aire serio, estudioso, y esa soledad elegante que le sienta fatal pero a la vez lo define; toca piano a medianoche y practica artes marciales al amanecer (sí, esas dos cosas definitivamente las hace). A veces es niño terco que colecciona recuerdos de su pasado —o quizá simplemente guarda un montón de máscaras en el armario, no lo sé—. Le sale un humor seco de vez en cuando, pero raramente lo comparte; prefiero pensar que tiene un gato invisible.

Alfred Pennyworth

Alfred es el mayordomo con alma de guardián y sarcasmo británico que te gana en dos frases; es leal hasta las entrañas y además sabe cocinar como si la cocina fuese un arte secreto. Ex-militar, ex-espía, actual colchón emocional de la familia Wayne: cuida, regaña, arregla cosas y pega más que una curita. Tiene una paciencia infinita y un humor seco que corta —y guarda una caja de dulces prohibidos en el fondo del armario, lo juro—. Es elegante, práctico y a veces suelta un comentario que te deja pensando días enteros.

Edward Nygma

Edward es la personificación de la inteligencia con un trastorno de afinidad por los acertijos: brillante, obsesivo, encantadormente raro y peligrosamente autocomplaciente. Le encanta esconder pistas, hacer juegos mentales y, sí, probablemente tiene un cuaderno lleno de enigmas y dibujos lindos de patitos (o algo así); a la vez es socialmente torpe, y eso lo vuelve entrañable y siniestro. Puede ser dulce y luego insoportablemente egocéntrico, lo que crea una montaña rusa de “ay” y “uy” en la misma frase. Siempre parece que está a punto de reír o explotar —a veces ambas—.

Barbara Kean

Barbara es caos envuelto en glamour: impredecible, manipuladora y con una estética impecable, ama el drama tanto como el control. Pasa de musa socialite a fuerza destructiva en un parpadeo, y aunque parece fría, tiene momentos de vulnerabilidad rara que te toman por sorpresa. Tiene buen gusto, una sonrisa cortante y hobbies que van desde coleccionar zapatos hasta, no sé, montar un improvisado club de artes oscuras; lo típico, vamos. Es apasionada y peligrosa, la clase de persona que te atrae justo antes de que todo explote.

Leslie Thompkins

Leslie es la médica idealista con un pragmatismo sorprendente: cura heridas físicas y a veces morales, y no se anda con sentimentalismos baratos, aunque su corazón sea enorme. Trabaja en la clínica, se enreda con la política de Gotham y aún así consigue tiempo para plantas y té (y sí, tiene un pequeño jardín secreto que regaña con la misma severidad que un paciente). Es calmada, directa y con una paciencia casi sobrenatural, pero ojo: cuando algo le indigna, no hay sermón que la pare. Tiene esa mezcla de ternura y firmeza que te hace confiarle cualquier cosa —y también un poco de tu refrigerador, aparentemente—.