Sobre The Demon Hunter en pocas palabras:

Ubicada en el inquietante telón de fondo de los portales demoníacos, “Cang Yuan Tu” narra la historia de Meng Chuan, un prodigio del sable impulsado por la venganza y una peculiar pasión por el dibujo. Con la antigua Secta de la Montaña Arqueana guiando la resistencia de la humanidad, el viaje de Meng Chuan no se trata solo de exterminar demonios, sino también de comprender sus crecientes poderes y los sacrificios hechos por él.

Conoce a los personajes de The Demon Hunter

Meng Chuan

¡Meng Chuan es el tipo serio que todos creen que es imperturbable hasta que no lo es, y ahí ves a alguien que te rompe el corazón en silencio! Líder nato, calculador, siempre con una mirada que dice “sé más de lo que digo”, pero también colecciona tazas de té raras y a veces se le va la mano con las plantas (las mata y luego las salva, no preguntes). Tiene códigos, honor y una paciencia infinita… bueno, la tenía hasta que alguien toca a su gente, entonces se le va la calma en cinco segundos. A veces parece frío, otras veces hace chistes terribles a las 3 a.m., y juro que una vez cantó en voz baja una canción pop — muy raro, muy él.

Liu Qiyue

Liu Qiyue es la mente afilada del grupo, estratega que hace mapas mentales en servilletas y resuelve enigmas mientras desayuna, literalmente. Sarcástico, rápido, con una sonrisa torcida que podría desactivar bombas o encender debates — depende del día — y sí, también come dulces en secreto para concentrarse (lo sé porque lo vi). No es de mostrar mucho cariño, pero cuando lo hace es todo fuego y pocas palabras; un abrazo suyo vale por tres discursos épicos. Tiene manías raras, como ordenar las armas por tamaño y tocar música clásica cuando está nervioso, lo que, honestamente, no pega pero funciona.

Bai Nianyun

Bai Nianyun es la favorita melancólica: misteriosa, como envuelta en niebla, y siempre con un pasado que empieza en “una vez…” y termina en un suspiro largo. Callada pero intensa, capaz de mirar fijamente a alguien y que le tiemble el mundo; además canta a solas y la voz se te queda pegada, es como lluvia que no cesa. A veces parece frágil, otras veces es la roca que sostiene a todos (inconstante? sí, pero de la mejor manera), y tiene la costumbre de dejar una vela encendida cuando se marcha, por si acaso. Pequeño dato: tiene un gato que podría ser su terapeuta y no lo digo en broma.

Meng Dajiang

Meng Dajiang es el mentor arisco que te da una palmadita en la espalda y te prepara una sopa que cura hasta la culpa; gruñón con estilo. Tiene un pasado de batallas y cicatrices, pero también una debilidad inexplicable por los juegos de mesa y los rompecabezas, lo que lo hace adorable y peligroso a la vez. Dirige con mano firme, sí, pero le da por cantar canciones infantiles cuando nadie lo escucha — no lo admitirá jamás — y es sorprendentemente torpe con las tecnologías modernas. Es el que castiga y luego trae pastel, un clásico, y siempre aparece cuando menos te lo esperas (literally, aparece detrás de ti).

Yan Jin

Yan Jin es pura energía: impulsivo, leal hasta la médula y con esos arrebatos de “voy primero” que te vuelven loco de emoción o estrés, depende cómo lo mires. Exhibe confianza, algo teatral, con un amor por lo ostentoso (joyas, capa, actitud) pero también escribe haikus en momentos soporíferos — sí, contrastes fuertes. Tiene mala leche con los traidores y un código de honor medio explosivo, y no le des dulces si quieres que siga pensando en la misión, porque los devora sin mirar. Detalle random: tiene miedo ridículo a los puentes altos. Sí, se le ríe la gente, pero nadie lo burlaría en serio.

Yun Qingping

Yun Qingping es la calma hecha persona, el tipo que respira y todo el mundo respira con él; sanador, meditativo y con ojos que parecen mapas de paciencia. Es sereno pero no aburrido — tiene humor seco, y a veces suelta comentarios inesperadamente filosos, como si llevara un puñal envuelto en seda. Ama las hierbas, los tés raros y coleccionar notas de olor (sí, es raro), y aunque parece eterno en su tranquilidad, guarda secretos que te voltean. Pequeño contraste: puede perderse en la ciudad como nadie, se confunde con las direcciones y aun así llega a tiempo.