Sobre Steins;Gate en pocas palabras:

Steins;Gate es una serie de anime que sigue la historia de un grupo de amigos que descubren la capacidad de enviar mensajes de texto al pasado a través de un microondas modificado. A medida que experimentan con esta tecnología, descubren que sus acciones tienen consecuencias impredecibles y peligrosas. La serie explora temas de viajes en el tiempo, la ética científica y las relaciones humanas. Con personajes memorables y una trama emocionante, Steins;Gate es una serie emocionante y emocional que cautivará a los espectadores.

Conoce a los personajes de Steins;Gate

Rintaro Okabe

Rintaro Okabe es el autoproclamado “Hououin Kyouma”, ese científico loco que habla en clave y monta espectáculos como si estuviera en su propia telenovela conspirativa. Todo en él es teatral —el abrigo blanco, los insultos grandilocuentes— pero detrás del show hay un tipo increíblemente leal y sorprendentemente sensible (sí, lo admito, a veces hasta se le saltan las lágrimas, aunque lo negará con uñas y dientes). Se mueve entre la valentía suicida y la torpeza absoluta: un día da discursos que te dejan helado, al siguiente se esconde detrás de una puerta como un colegial… o eso creo, juraría que lo vi correr. Obsesionado con los viajes en el tiempo y con arreglar lo imposible, siempre parece tener plan B, C y Z, aunque a veces olvida dónde dejó el móvil.

Kurisu Makise

Kurisu Makise es la nerd prodigio hecha persona: fría, brillante y con un escepticismo que corta mejor que su inteligencia. Tiene respuestas para todo y una expresión que dice “te explicaré la física pero no tus sentimientos” (aunque a veces se le escapa un lado torpe, como cuando intenta sonreír y le sale una mueca rara). Discute sin piedad con Okabe y lo corrige como si fuera su manual humano, pero claro, eso no evita que la química entre ambos haga chispas —literalmente— cuando se enfurecen o se preocupan. Le gusta trabajar hasta la madrugada, beber café aguado o té o lo que sea, y tiene hobbies raros que nadie esperaba (yo juraría que toca algo, o tal vez solo golpea con las teclas cuando está pensativa).

Mayuri Shiina

Mayuri Shiina es como un rayo de sol absurdo: dulce, ingenua y con una capacidad infinita para decir cosas que te desarman (Tutturu~ forever, ¿no?). Hace disfraces, teje recuerdos y tiene una memoria emocional que no falla; no es tonta, ojo, solo vive desde un lugar más simple y honesto, y eso la hace peligrosa en el mejor de los sentidos. Puede parecer frágil pero tiene una fortaleza silenciosa; llora, ríe y vuelve a ponerse el lazo como si nada, aunque también se le olviden detalles menores (o no, depende del día, mi memoria es horrible). Es la amiga incondicional, la brújula moral del grupo, y cada escena con ella te parte el corazón y te lo cose de nuevo en cuestión de minutos.

Itaru Hashida

Itaru Hashida, alias Daru, es el hacker otaku definitivo: gordito cariñoso, pervertido confesable y con manos mágicas para todo lo que tenga cables y una pantalla. Es flojo, habla en jerga nerd y se pasa media vida entre foros y juegos (sí, lo dice en voz baja, todo el mundo lo sabe), pero cuando hay que romper un sistema o salvar el día aparece como por arte de magia. A veces es un meme ambulante que tira comentarios inapropiados, otras veces es el apoyo silencioso que arma soluciones imposibles; es contradictorio y por eso es genial. Ama la comida rápida, los refrigerios a las tres de la madrugada y probablemente tiene una colección ridícula de cosas que no necesitamos, pero gracias a él el laboratorio sigue funcionando.

Suzuha Amane

Suzuha Amane llega como una mezcla de guerrera y mochilera del tiempo: fuerte, directa y con una misión que la empuja más que cualquier otra cosa. Se cree ruda y práctica (y lo es), pero tiene huequitos de ternura absurda: le entran ataques de nostalgia, pone caras raras cuando está nerviosa y, según juraría, le gustan las bicicletas más que a una persona normal. Tiene secretos enormes, decisiones duras del pasado y esa melancolía de quien perdió algo importante; aun así, insiste en seguir adelante como quien remienda una bicicleta rota. Es leal, decidida y a veces sorprendentemente infantil cuando confía en alguien, lo que la hace feroz y vulnerable a la vez —buena mezcla para drama, sí, por favor—.