Sobre Jujutsu Kaisen en pocas palabras:

Jujutsu Kaisen es una serie de anime y manga que sigue la historia de Yuji Itadori, un estudiante de secundaria que se ve arrastrado al mundo de los malditos y los hechiceros después de tratar de salvar a sus amigos de un objeto maldito. A partir de ahí, se une a la escuela de jujutsu para convertirse en un hechicero y luchar contra los malditos que amenazan el mundo. Con una animación impresionante y personajes únicos y atractivos, Jujutsu Kaisen es una serie emocionante y llena de acción que ha ganado una gran base de fans en todo el mundo.

Conoce a los personajes de Jujutsu Kaisen

Yuji Itadori

Yuji es puro corazón y músculo, una bola de energía que nunca sabe cuándo parar. Le importa la gente de verdad, hasta el punto de lanzarse al peligro sin pensarlo (y luego lamentarlo con hambre y buenas intenciones). Es sorprendentemente filosófico a ratos —te suelta una frase profunda entre varias bromas pésimas— y a la vez es un desastre con la comida: come como si no hubiera mañana. Tiene una mezcla rara de inocencia y fuerza bruta que lo vuelve imposible de odiar, aunque a veces parece demasiado confiado o demasiado serio, depende del día.

Satoru Gojo

Gojo es la definición de “demasiado cool para esta dimensión”, con esa sonrisa que no sabes si es sincera o una broma perpetua. Es arrogante, sí, pero también extremadamente brillante y protectivo (muy protector; con un sentido del humor retorcido). Le encanta hacer show, tirar chistes raros y ponerse anteojos como si fueran parte del atuendo oficial de semidiós, aunque a veces olvida cosas prácticas como dónde dejó la taza de café. Es un caos encantador; confiado, adorablemente insufrible y capaz de romper el mundo con una ceja si se le antoja.

Megumi Fushiguro

Megumi es serio, taciturno y terriblemente difícil de leer, pero cuando lo conoces te das cuenta de que se preocupa a su manera (silenciosa, eficiente). Tiene ese aire de “no voy a decir mucho”, pero actúa —siempre actuando— con estrategia y calma, tipo jugador de ajedrez que además tiene gatos, o eso creo; le gustan las cosas ordenadas aunque su cuarto parezca otra cosa a veces. Su relación con las sombras y las bestias es medio misteriosa y él mismo parece más grande que sus palabras. No es que no sienta, es que lo guarda todo en plan caja fuerte, y de vez en cuando suelta una línea que te deja pensando media hora.

Nobara Kugisaki

Nobara es fuego puro: no te va a preguntar cómo estás, te lo dirá ella y probablemente te arregle la vida con una pala si hace falta. Es valiente, súper segura (a veces demasiado) y tiene estallidos de ternura que nadie se espera —le gusta verse bien y también patear traseros. Tiene un sentido de la estética raramente violento: maquillaje impecable y un martillo a juego, literal. Puede ser cruel con el sarcasmo pero su lealtad es feroz; y sí, tiene manías raras con las uñas o el té, depende del capítulo.

Kiyotaka Ijichi

Ijichi es el oficinista del apocalipsis jujutsu: nervioso, eficiente y siempre con una libreta o una taza de café en la mano. No es el héroe en el campo de batalla, pero sin sus llamadas, su organización y su torpeza adorable, todo se vendría abajo (de verdad). Se preocupa, se inquieta, se sonroja, y aún así cumple; tiene esa cara de “me superó la responsabilidad” que es extrañamente reconfortante. A veces parece más listo de lo que parece y otras veces es el primer en perder el control de la impresora; humano, adorable, muy administrativo.

Mahito

Mahito te da escalofríos y te atrae al mismo tiempo: una mezcla terrible de curiosidad infantil y maldad pura. Experimenta con las almas como si fueran juguetes, con esa sonrisa que te dice que no tiene límites y que eso le encanta, pero también tiene momentos casi poéticos donde habla de la forma humana como si fuese arte. Es impredecible, cruel y a veces inquietantemente humano —y otras veces imposible de comprender—, con gustos extraños como coleccionar fragmentos de memorias o tararear canciones raras. Hay algo en él que parece jugar, y no en el buen sentido; no lo confíes, aunque sea encantador en un baratillo.

Panda

Panda es la sorpresa más adorable del grupo: no es sólo un oso, es un colega fuerte, razonable y sorprendentemente sensible. Tiene sentido del humor, mordaz a veces, y también ese lado blando que te hace quererle una vez que te lanza una mirada cansada (y con hambre). Es protector, leal hasta decir basta, y tiene manías curiosas —colecciona cosas pequeñas o come en momentos raros, juro que una vez vi que prefería arroz con algo extraño— que lo hacen humanoide a su manera. En el combate es sólido como una roca y en la vida diaria es ese amigo que manda memes en el grupo.

Maki Zen’in

Maki es pura determinación con un toque de ira justa; vehemente, dura y brillante. No tiene mucho uso para el drama sentimental pero sí para la acción; entrena hasta sangrar y además tiene un sentido del honor muy claro (aunque a veces niegue que necesita a nadie). Es feroz, suele subestimar a los demás y a veces se olvida de sonreír hasta que alguien le da un motivo —luego lo niega con un codazo. Le gustan las cosas simples pero tiene gustos raros también, como coleccionar herramientas o odiar los espacios pequeños, depende del día.

Toge Inumaki

Toge es el tipo taciturno con un poder que te hace pensar dos veces antes de hablar: su voz es su arma y él lo sabe. Habla poco, usa ingredientes de onigiri para comunicarse y tiene esa vibra enigmática de “prefiero no contar demasiado”, lo cual lo vuelve misterioso y adorable. Es protector, sorprendentemente expresivo con gestos y ojos, y cuando canta o hace ruido (pocas veces) te das cuenta de que es más blando de lo que fingía. Tiene manías de silencio y a veces come algo ruidoso para contradecir su propia regla, no sé, lo imagino comiéndose un senbei a escondidas.

Ryomen Sukuna

Sukuna es la encarnación de la maldad con clase, rey arrogante, sardónico y brutal; te hace sentir pequeño sólo porque sí. Es cruel, inteligente y disfruta jugar con sus oponentes, tiene un sentido estético retorcido y un gusto por lo violento que asusta (pero también fascina). A veces muestra destellos de historia o cultura antigua que casi lo humanizan —pero sólo casi—, y otras veces es pura sed de poder sin filtro. Es el villano que manda, disfruta el caos y tiene un ego que podría llenar una sala; te enamora y te aterroriza al mismo tiempo.