Sobre The Eminence in Shadow en pocas palabras:

“La Eminencia en la Sombra” es una serie fascinante que combina expertamente la fantasía con la comedia. Sigue la vida de Cid Kagenou, un joven obsesionado con convertirse en un maestro de marionetas invisible que controla los eventos desde detrás de escena. Impulsado por esta ambición única, crea una elaborada personalidad alternativa y reúne a un equipo de seguidores inadaptados, cada uno creyendo en la existencia de una gran conspiración. Con giros inesperados y resultados hilarantes, esta serie es una encantadora interpretación del tópico del elegido en las narrativas de fantasía.

Conoce a los personajes de The Eminence in Shadow

Cid Kagenou

Cid es una mezcla de genialidad y espectáculo barato, el típico protagonista que jura ser un don nadie mientras monta la organización más teatral de la historia. Es obsesivo con su papel de “hombre en las sombras”, but also adora el drama y los monólogos largos, y se lo cree —o finge creerlo tan bien que ya no sabes cuál es la verdad. Ordena a la gente como si fuera director de teatro, pero luego se le cae el bocadillo en plena misión y se pone rojo, o algo así; sí, contradictorio y perfecto. Tiene esa confianza de villano de novela ligera, pero también detalles pequeñitos: colecciona figuritas, olvida citas y nunca, nunca, pierde una pose dramática.

Alpha

Alpha es la personificación del calmado asesino elegante: mirada fría, movimientos precisos y una lealtad cortante como su espada (o eso parece). Habla poco, observa mucho, y cuando decide que algo es importante lo hace parecer inevitable, como si todo ya estuviera planeado desde hace días; a la vez, de vez en cuando suelta un comentario raro y te das cuenta de que tiene gustos sospechosamente cursis. Es el “líder silencioso” del grupo, aunque a veces sí se ríe en voz alta cuando nadie lo espera —y a mí me mata eso—. Profesional hasta el hueso, pero también colecciona tés raros o peluches, algo que contradice todo lo que representa y lo hace aún más fascinante.

Beta

Beta es la chispa tecnológica y sarcástica que todos adoramos: inteligente, práctica, y con una paciencia que solo se rompe para tirar indirectas. Se encarga de las redes, los mapas y los gadgets, y siempre sabe cuándo una misión va a explotar (literalmente) —aunque tiene la costumbre de entrar a todo con un comentario mordaz. Le encantan las meriendas inadecuadas a las tres de la mañana y es la primera en arreglar un problema con cinta adhesiva y pura determinación; no es preciso, pero funciona. Leal hasta decir basta, tiene un lado tierno que aparece en los momentos más raros, como enviar stickers emocionales a la gente tras una pelea mortal.

Gamma

Gamma es el tipo tranquilo, el enigma que hace que todo se vea más siniestro solo con su presencia; serio, eficaz y un poco distante, vamos, el clásico “no sonríe pero cuida de los demás”. En combate parece que usa menos energía que todos y aun así gana, y en la vida real colecciona partituras o plantas (sí, plantas), lo cual te pega un chispazo de sorpresa cada vez. Habla como si cada palabra estuviera medida, pero de vez en cuando suelta una broma seca que te deja en el suelo riendo; a mí me encanta esa mezcla. Tiene un código de honor raro, a veces ilógico, y se enrosca en pequeñas contradicciones que lo hacen más humano que cualquier héroe pulido.

Rose

Rose es puro fuego envuelto en encaje: teatral, apasionada y con un gusto por lo dramático que raya en lo delicioso; piensa en actuaciones, vestidos y maneras de hacer una entrada triunfal. Es muy emotiva, sí, pero también capaz de ser fría y calculadora cuando la situación lo exige, lo que la hace impredecible y adictiva. Le gustan las cosas lindas y también el caos (como flores y explosiones en la misma escena), y tiene una risa que puede calmar o cortar según el humor del día. En resumen: dulce con una lengua afilada, sentimental pero letal, y con un guardarropa que sería el fin de mi billetera.