¿Quién eres en Kengan Ashura según tus preferencias alimentarias?
¿Eres fanático de Kengan Ashura y te encanta la comida? Entonces este quiz es perfecto para ti. Descubre quién eres en Kengan Ashura según tus preferencias alimentarias. ¿Eres un apasionado por la comida picante como Gaolang Wongsawat o prefieres los alimentos saludables como Ohma Tokita? ¿Te identificas con el amor por la carne de Cosmo Imai o prefieres los dulces como Yumigahama Hikaru? ¡Comienza el quiz ahora y descubre qué personaje de Kengan Ashura eres según tus gustos culinarios! Haz clic en el botón Comenzar para comenzar la aventura. ¡Que comience la diversión!

Sobre Kengan Ashura en pocas palabras:
Kengan Ashura es una serie de anime que sigue la historia de Kazuo Yamashita, un hombre de negocios que es arrastrado al mundo subterráneo de las peleas de gladiadores corporativos. Allí, los empresarios ricos y poderosos contratan a luchadores para pelear en su nombre en un torneo llamado Kengan Annihilation Tournament. Kazuo se convierte en el representante de un luchador llamado Tokita Ohma, y juntos luchan contra otros luchadores poderosos en una serie de batallas emocionantes y llenas de acción. A medida que el torneo avanza, Kazuo y Ohma descubren oscuros secretos detrás del mundo de las peleas de gladiadores corporativos.
Conoce a los personajes de Kengan Ashura
Ohma Tokita
Ohma es pura chispa, el tipo de luchador que te hace levantar del sillón y gritar sin querer, en serio. Tremendamente competitivo y con un ego que parece insuflado por neumáticos de camión, pero también hay algo casi inocente en él —como si al final sólo quisiera pelear por diversión y por probar recetas nuevas de ramen, sí, ramen—. Cambia de ritmo en un segundo: sereno y calculador, y luego ¡pum!, berserk total; es un caos con método, o algo así. Tiene un pasado pesado que lo empuja pero no lo define del todo, y siempre deja la sensación de que todavía te va a sorprender con una técnica rara o un chiste fuera de lugar.
Kazuo Yamashita
Kazuo es ese oficinista cansado que por completo no pega con el mundo de los gladiadores, y sin embargo ahí está, navegando el desastre con más paciencia de la que crees. Tímido, extremadamente práctico y con una habilidad para calmar a los demás que parece salida de otra vida; a veces da consejos que suenan a sabiduría de abuelo y otras veces se olvida dónde puso su bolígrafo por tercera vez. No es el más fuerte, pero su rol como manager/pegamento humano es vital, y tiene una terquedad tranquila que sorprende cuando las cosas se ponen feas. Oh, y tiene una colección ridícula de calcetines —no pregunta por qué—.
Hideki Nogi
Nogi es la máquina de fuerza tranquila: un tipo enorme, presencia imponente y una calma casi monástica antes del caos. Parece un tanque con modales, cortesía brutal en el ring, y a veces te sorprende con gestos demasiado considerados (regala flores después de pelear, juro que lo haría). Su técnica es aplastante y simple, nada de florituras, pero ojo, subestimarlo es un error clásico; resistente como un roble pero con un corazón raro que escucha jazz en las noches, o eso dicen. Tiene un orgullo sereno, y cuando se enfada te das cuenta de que no te conviene estar en medio.
Kaede Akiyama
Kaede es ingeniosa, observadora y con esa energía de alguien que siempre tiene un plan B, C y Z escondidos en la manga. Es práctica, no pierde el hilo y puede leer una pelea como si fuera un libro de bolsillo —aunque a veces se distrae con detalles inútiles, tipo contar cuántos vasos quedan en la nevera, ¿por qué?—. Tiene una combinación de frialdad profesional y ternura inesperada, te hace pensar que es una estratega que colecciona figuritas de plástico por diversión. Nunca está sin algo que anotar y a la vez puede ser la persona que inesperadamente te grite en medio de la calma para recordarte algo esencial.
Lihito
Lihito es veloz como un resorte y aparentemente pequeñito hasta que te das cuenta de lo rápido que puede destrozar tu guardia —rápido, técnico, filoso—. Tiene una boca que no para, siempre un comentario mordaz y un humor raro que a veces duele más que sus puños; contradictoriamente es tímido con las cosas sentimentales, se sonroja mucho (y luego lo niega con toda la seriedad del mundo). En combate es pura precisión, casi obsesivo con la técnica, pero fuera del ring colecciona cosas ridículas como monedas de lotería, no sé por qué. Se le nota la pasión por mejorar, y aunque a veces parece que se toma todo demasiado en serio, también disfruta de un buen chiste tonto a las tres de la madrugada.
Jun Sekibayashi
Jun tiene ese carisma ruidoso que te empuja a seguirlo aunque no sepas bien a dónde va; es showman y luchador en uno, siempre con una pose y una entrada llamativa. Valiente, a veces imprudente, pero con un corazón gigantesco: protege a los suyos con una lealtad que asusta y consuela a la vez. Suele hablar con metáforas raras (¿por qué compara todo con gatos y sábanas?) y a veces se ofusca con cosas pequeñas, lo cual lo hace humano y cansador en el mejor de los sentidos. En la pelea da espectáculo pero debajo hay técnica de verdad, no solo postureo, y tiene un sentido del humor que aparece en los momentos más inesperados.
Cosmo Imai
Cosmo es esa mezcla de científico loco y poeta que te hace pensar que la pelea es un experimento social y también una obra de arte, todo al mismo tiempo. Analítico hasta los huesos, calcula ángulos, respira distinto y anota en su libreta como si fuera un director de orquesta que nunca toca, pero dirige. A veces parece despistado (se le olvidan las llaves constantemente), y otras veces es impecable en su enfoque, tan metódico que asusta; tiene manías raras como ordenar los platos por color, sí, soy serio. Es excéntrico, sí, pero su estilo de lucha es una mezcla preciosa de lógica y show —y siempre tiene una frase críptica lista.
Setsuna Kiryū
Setsuna es fría en apariencia, calculadora y tremendamente eficaz; lo que te intriga es que esa frialdad es solo una capa porque debajo hay contradicciones bonitas y extrañas. Un profesional, casi obsesivo con su disciplina, pero colecciona peluches (no lo escucharás admitir) y le gusta cocinar comidas complicadas cuando nadie lo ve, ¡sí, le gusta cocinar! Silenciosa pero feroz, su mirada puede paralizarte y su técnica es como poesía cortante; si la subestimas te arrepentirás. Tiene reglas claras, y aun así en algún momento te hace un gesto que revela humanidad —y luego lo niega con una taza de té—.
