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¿Quién eres en Bakemonogatari según tus preferencias alimentarias?

¿Eres fanático de Bakemonogatari y te encanta probar diferentes platillos? Entonces, este quiz es perfecto para ti. Bakemonogatari es una serie de anime que sigue la historia de Koyomi Araragi, un estudiante de secundaria que se convierte en un vampiro después de un encuentro con un extraño. A lo largo de la serie, Koyomi se encuentra con diferentes chicas que también tienen problemas sobrenaturales y los ayuda a resolverlos. En este quiz, descubrirás quién eres en Bakemonogatari según tus preferencias alimentarias. ¿Estás listo para comenzar? Haz clic en el botón Comenzar y descubre si eres más como Koyomi, Hitagi, Mayoi o alguna de las otras chicas de la serie. ¡Buena suerte!

Bienvenido al cuestionario: ¿Quién eres en Bakemonogatari según tus preferencias alimentarias?

Sobre Bakemonogatari en pocas palabras:

Bakemonogatari es una serie de anime que sigue la historia de Koyomi Araragi, un estudiante de secundaria que se ve envuelto en una serie de encuentros sobrenaturales con chicas que han sido poseídas por criaturas misteriosas conocidas como monstruos. Con la ayuda de una exorcista llamada Meme Oshino, Koyomi se embarca en una búsqueda para liberar a estas chicas de sus posesiones y descubrir la verdad detrás de los monstruos. La serie es conocida por su estilo visual único y su diálogo ingenioso y rápido, y ha sido elogiada por su exploración de temas como la soledad, la identidad y la madurez.

Conoce a los personajes de Bakemonogatari

Koyomi Araragi

Koyomi es ese protagonista cansado pero terco que siempre aparece con una explicación a medias y una solución menos práctica de lo que promete. Salva gente por costumbre, por culpa y por aburrimiento heroico; y sí, tiene fases de vampiro pero sigue prefiriendo el café instantáneo (o eso dice, aunque a veces lleva termo elegante). Habla demasiado en su cabeza y a la vez nunca dice lo suficiente en voz alta, lo cual es adorable y frustrante. Tiene la mala costumbre de meterse en problemas que nadie pidió, y luego quejarse con sarcasmo mientras arregla todo.

Hitagi Senjōgahara

Hitagi es filo puro: cortante, ferozmente independiente y con una mochila literal y emocional llena de cosas puntiagudas (papelería letal, en serio). Te ataca con palabras primero, grapadora después, pero debajo de esa armadura hay una chica que teme dejarse llevar y se derrite con las pequeñas certezas — aunque lo negará con vehemencia. Es increíblemente meticulosa y también sorprendentemente… tierna en momentos que nadie esperaría (lo juro, ocurre). Tiene ese aire de que planifica todo al milímetro pero a veces compra chucherías impulsivamente a medianoche.

Mayoi Hachikuji

Mayoi es el remolino de energía que aparece con mochila gigante y frases cortas que te derriten el corazón al instante. Es una niña fantasma perdida que, irónicamente, siempre tiene prisa por contar algo importante y luego se distrae con dulces; a veces vuelve, a veces no, depende de cómo esté el viento. Te lanza comentarios inocentes que reabren todo y te deja pensando días; es encantadora, un poco insoportable en el buen sentido. Ah, y cambia de opinión sobre su comida en segundos — ayer odiaba el pastel, hoy lo ama; no preguntes.

Suruga Kanbaru

Suruga es la atleta despreocupada que juega al baloncesto como si besara la gravedad: con intensidad y un poco de rabia contenida. Suele ser directa, sarcástica, y tiene ese pasado raro con una maldición que la hace impredecible (manos mono, manos drama), pero es de las que cuidan a los amigos sin fanfarrias. Le gusta picar bocados ácidos y escuchar música a todo volumen; también escribe poemas tristes cuando nadie la ve, sí, contradicción clásica. Es una mezcla de fuerza y sensibilidad que pega duro y luego te regala un chiste bizarro.

Nadeko Sengoku

Nadeko es la personita tímida que al principio crees que es totalmente inofensiva, hasta que las cosas se retuercen y descubres capas y más capas. Tiene esa ternura de muñequita y un gusto inquietante por las trenzas y las pequeñas cosas bonitas, pero guarda resentimientos como si fueran coleccionables. A veces parece frágil y sumisa y de pronto se transforma en algo escalofriante — no es que sea mala, es que la obsesión la come. Le encantan los dulces caseros y también los abalorios; un día odia las serpientes, al siguiente las adora (o eso recuerda).

Tsubasa Hanekawa

Tsubasa es la chica perfecta en las fotos de la clase: estudiosa, limpia, súper lista, y con un don raro para entender a todo el mundo (y torturarse en silencio por ello). Tiene un alter ego gatuno que aparece cuando las cosas se complican, y entonces deja salir algo más salvaje y sarcástico; es fascinante ver esa dualidad. Es la amiga que siempre está pensando cinco pasos adelante y que a la vez no sabe cómo pedir ayuda sin disculparse treinta veces. Colecciona libros, gatos, y excusas; lleva gafas a veces y otras no, porque así lo quiere el destino.

Karen Araragi

Karen es pura combustión espontánea: justa hasta el ridículo, gritona por vocación y con un sentido de “yo soy la justicia” que es al mismo tiempo adorable y agotador. Entrena, golpea, acusa y luego te abraza; su energía es contagiosa y a veces terrorífica (en el buen sentido). Se toma las cosas muy en serio, pero se emociona por un donut como cualquiera, y se enfada por causas pequeñas como si fueran épicas. Es la hermanita que te reta a ser mejor y que luego monta un espectáculo cuando pierde el primer partido.

Tsukihi Araragi

Tsukihi es fuego en envase chibi: aparentemente frágil, feroz cuando se enfada y misteriosamente eterna (fenómeno mitológico, spoiler). Se mueve entre lo adorable y lo aterrador con la misma facilidad con la que cambia de peinado, y tiene manías de señora mayor aunque a veces juega a ser niña traviesa. Le encantan los kimonos —o tal vez no, a veces prefiere camisetas—, y guarda secretos en esos ojitos que brillan demasiado. Es imprevisible, como una tormenta corta y hermosa que siempre deja algo quemado y algo brillante.

Shinobu Oshino

Shinobu es el eje vampírico en frasco de niña: siglos de experiencia empaquetados en sarcasmo y amor por las donas (sí, donas, por favor no discutirlo). Habla poco, observa mucho y puede destrozar un lugar sin despeinarse, luego pedir té y una galleta como si nada; es encantadora y letal, a menudo al mismo tiempo. Se aferra a Araragi con una mezcla de cariño cínico y dependencia eterna; es adictiva esa relación rara. Tiene gustos extraños (dulces, privacidad, y ornamentos antiguos) y una paciencia limitada para estupideces humanas.